martes, 5 de junio de 2018

Consejos para aspirantes a escritor

Hace ya más de diez años, cuando mi primera novela comenzó a transitar por el camino que le llevaría a ser publicada, escribí una serie de artículos breves con el propósito de compartir mi experiencia de escritor novel con todos aquellos que aún estuvieran luchando por dar sus primeros pasos en el mundo editorial. Desde entonces, yo he aprendido muchas cosas más y el mundillo ha evolucionado: la autoedición ha crecido hasta dejar de ser algo marginal, las tiradas de libros en papel han menguado a números más modestos, los ebooks siguen ahí sin necesidad de exterminar a la edición tradicional... Así que, aprovechando el lanzamiento de Monozuki, he pensado que estaría bien recuperar aquellas notas y comparar mis sentimientos de entonces con los de ahora.

Aunque el consejo más repetido para todo aspirante a escritor es que debe ser constante con el hábito de escribir día tras día (el de leer se da por supuesto), como éstos artículos estarían más centrados en quienes buscan publicar su manuscrito mi recomendación inicial sería que se armen de paciencia. Para quien no haya pasado nunca por la experiencia de esperar a recibir respuesta de una editorial, le diré que (hace una década) yo lo comparé con el castigo a Prometeo... y que aún lo pienso.

(Rubens fue tan gráfico como muchos otros. Para saber en qué consistía el castigo, aquí lo explican)

Vayamos por pasos. Después de meses sentad@ frente al teclado, al fin has acabado tu novela/ colección de relatos/ poemario... y estás decidido a publicarlo. En primer lugar, habrás dedicado tiempo a rastrear en qué sellos editoriales podría encajar tu obra. Y ¡ojo!, que aquí ya hay que andarse con sutilezas. Si fueras a ofrecer una novela de zombies (el género que nunca muere), no le enviarías el manuscrito a la Editorial Perez, si no que lo harías a su sello dedicado al terror: Fantasmal Perez. Y eso, después de comprobar que están abiertos a recibir manuscritos y seguir cualquier indicación que te hagan al respecto en su página web.

Perdón... ¿he dicho que les enviarías el manuscrito? Pues no. Antes de eso, lo habitual es que le hagas una Propuesta Editorial, que básicamente consiste en un correo para contarles quién eres, qué has publicado con anterioridad, qué clase de obra les estás ofreciendo, cuál sería su público objetivo, etc... (evitando tirarte faroles del estilo "éste libro va a ser el próximo Harry Potter / Crepúsculo / Cincuenta sombras) con una sinopsis general y, a veces, dos o tres capítulos. Como digo, cada editorial impone sus propias condiciones a la hora de recibir obras para estudiar.

(explicación gráfica de la reacción al abrir el correo, el tercer mes de espera, y seguir sin recibir respuesta de la editorial)

Una vez cumplidos estos pasos intermedios, la obra queda en manos de los lectores profesionales. Y la prueba de resistencia de nuestra paciencia acaba de dar comienzo. Los días y las semanas se van desgranando hasta convertirse en meses, y lo que al principio nos parecía un tiempo prudencial para que se llevase a cabo la lectura y algún responsable diera el visto bueno a la publicación se nos acaba antojando como una tortura orquestada a la perfección para sacarnos de nuestras casillas. En mi experiencia, debo decir que muy pocas editoriales me han llegado a comunicar el acuse de recibo del manuscrito, y que la valoración del mismo tampoco se envía en todos los casos (lo que hace imposible saber si ha sido desechada, o continúa en una pila de obras por leer). Y de ello tenemos parte de culpa los autores, porque de un tiempo a esta parte es sabido que se reciben cientos (por no decir miles) de obras para valorar, lo que satura a aquellos que deben efectuar el filtro. Todos estos factores, como es comprensible, colaboran a crear una sensación de frustración generalizada entre los aspirantes a publicar. Y eso es lo que hace que me sienta aún más agradecido por ese correo de Grupo Ajec, que apareció un día de 2008 en mi bandeja de entrada ¡para decirme que me querían publicar!

¿Algún remedio o consejo? Pues más paciencia. O una alternativa profesional: buscar un agente literario que esté dispuesto a representarnos. En mi caso, la experiencia en éste campo fue agridulce porque no conseguimos que ninguna editorial aceptase el proyecto que me traía entre manos; pero, a cambio, tenía información puntual sobre quién estaba valorando la obra, y sabía al momento si tal o cual sello había decidido descartarla. Lo cual, en niveles de tranquilidad y sosiego (aún recibiendo malas noticias), es un plus enorme. Sin embargo, deberéis tener en cuenta que las agencias literarias también tienden a moverse por géneros específicos y que algunos agentes pueden deciros que no porque las obras que vosotros les traéis no se publican en las editoriales con las que trabajan. No es que se cierren en banda si la obra les parece buena, pero igual que con los sellos editoriales es bueno que indaguéis qué perfil de autor es al que están representando.

Y de momento ésto me parece bastante. Nuevos consejos para novatos, en algún momento del futuro. Un abrazo para todos y todas.


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