Con el artículo de hoy alcanzo el ecuador de esta serie y, además, lo hago con un autor que se puede considerar fuera del género... o que ha creado su propio género... o que no se puede etiquetar en ningún género... no sé cuál de las definiciones anteriores aceptaría el gremio de escritores y libreros. Pero lo que sé con certeza es que ningún lector puede pasar por sus relatos sin que le provoquen alguna reacción. Puede que abandone el libro y decida que no es el tipo de lectura que le guste, pero desde luego que no va a quedarse indiferente.
Bajo el influjo del cometa, de Jon Bilbao.
Como suelo confesar en estos casos, mi carencia literaria principal son los clásicos y los autores fuera del género. Defecto que voy procurando subsanar gracias a mi club de lectura y los libros que me prestan, o me recomiendan, algun@s amig@s. Y fue precisamente gracias a un préstamo que llego a mis manos un ejemplar de Bajo el influjo del cometa, una colección de relatos que me puso frente a las muy peculiares historias elaboradas por Bilbao, de las que ya hablé hace un tiempo en este mismo blog.
De todas ellas, mi favorita es la obra que da título al libro. Una narración centrada, como suele ser habitual en Bilbao, en la reacción de seres humanos corrientes frente a eventos inusuales. En este caso, el apagón electrónico y la oscuridad provocados por el paso de un cometa a muy corta distancia de la Tierra. Con este planteamiento inicial, que a los aficionados al género apocalíptico no les resultará ajeno, Bilbao edifica una trama cuya base es la pérdida del comportamiento cívico a medida que el orden establecido aparenta haberse desvanecido, un poco como un Señor de las moscas interpretado por adultos. Y aquí radica la gran genialidad de su estilo: porque después de llegar al punto final del relato, habiendo contemplado a los protagonistas llevar a cabo actos mezquinos en el mejor de los casos, no es raro que te preguntes si tú mismo no habrías actuado de un modo similar. El trabajo psicológico de los personajes de sus narraciones es una materia a estudiar por cualquiera que quiera escribir, de verdad. Uno podría decir que escribe novela social, si no fuera por el contexto en el que están inscritas sus historias.
Eso nos lleva a otro de sus talentos, si no el mayor: la capacidad de crear escenarios que lindan entre lo paranormal y el realismo mágico. Plausibles, sí, pero dotados siempre de una atmósfera ominosa que te hace temer la peor de los resoluciones. Suele abrir la narración con una situación de lo más ordinaria y, poco a poco, le va dando la vuelta y haciendo que gire hacia un contexto incómodo. De hecho, consigue crear en el lector la sospecha de que la trama aún puede ir a peor en cualquier momento. Y eso provoca que, en más de una ocasión, sus relatos jugueteen con el terror sobrenatural, poniendo un pie sobre su frontera y amenazando con atravesarla por completo. Cosa que, cuando menos te lo esperas, puede acabar ocurriendo.
La influencia de Jon Bilbao en mis escritos no es fácil de rastrear, sobre todo porque no he publicado muchas historias que sean "bilbainistas"; aunque en mi lista de proyectos pendientes hay una colección de relatos compuesta por varias narraciones en las que intenté apartarme del género de terror más ortodoxo y volcar las lecciones aprendidas de mis lecturas, de modo que se pueden encontrar, creo, pinceladas de lo que he descrito antes. Y es que si Bajo el influjo del cometa me sorprendió, su obra posterior, Strómboli, contenía algunas de esas historias que, como escritor, te provocan tanta envidia como para desear que se te hubieran ocurrido a ti. Así que quién sabe si, en un futuro próximo, no estaré hablando de una obra más adulta y diferente a lo que os he presentado hasta ahora...
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