Soy plenamente consciente de que este artículo no va a suponer un descubrimiento para demasiados lectores, pero sí confío en lograr que unos cuantos de los que leáis estas líneas os animéis a disfrutar de una de las sagas de fantasía urbana más conocida del mundo: las aventuras de Harry Dresden. Antes de proseguir con mi reseña, eso sí, quiero advertir también que la hago tras haber leído "solo" cinco de los quince volúmenes escritos por James Butcher. Así que, por así decirlo, aún estoy en la parte introductoria de la saga. Sin embargo, tanto las virtudes como los defectos del personaje y sus historias ya están bastante bien definidos a estas alturas.
Empecemos por lo básico: Harry Dresden es un mago con verdaderos poderes arcanos, que vive y ejerce su profesión en la ciudad de Chicago. Y cuando digo que ejerce su profesión me refiero a que se anuncia en las páginas amarillas como Mago, soportando las burlas continuas de los incrédulos y el recelo de quienes recurren a él porque su problema no tiene una explicación lógica. Por suerte para él, Chicago cuenta con suficientes casos "inexplicables" como para que hayan creado una unidad especial de investigación de la policía y la responsable al cargo, Karrin Murphy, suele acudir a él en calidad de asesor cuando la situación lo requiere. Así, entre los cheques policiales y los casos que se le ofrecen, consigue ir pagando el alquiler de su piso, sobreviviendo en un típica y tópica vida de soltero desastrado.
La principal baza de sus novelas recae en manera en que Butcher reinterpreta las criaturas mágicas, tanto en la naturaleza de las mismas como en el modo de comportarse. En los primeros tres volúmenes vemos ejemplos de demonios, vampiros, hadas y hombres-lobo, entre otros. Y Butcher hace con ellos algo con lo que a mí me encanta experimentar: jugar con sus versiones tradicionales, para elaborar un folklore nuevo y distinto a cualquier otro conocido. Por supuesto, los lectores más aficionados a la fantasía pueden descubrir referencias aquí y allá a otros libros, pero el universo mágico de Dresden no deja por ello de ser interesante e imaginativo. Y, a título personal, el mundo de las hadas es su mayor éxito en este campo.
Por otro lado, tendríamos el concepto de aventura que nos plantea Butcher en todos los libros: un misterio sobrenatural, vinculado o no a algún caso policial, que requiere de un mago para descubrir al culpable. Todo ello narrado desde el punto de vista de Dresden a imitación del hard-boiled más clásico, ya que su detective nunca es tan perspicaz como para adivinar el caso con un par de pistas y eso le obliga a ensuciarse las manos, lo cual significa tratar con individuos de naturaleza bastante peligrosa (que, por suerte, a veces solo son humanos), y rezar por salir más o menos airoso del embate (lo cual no ocurre tantas veces como él quisiera).
(el éxito de las novelas ha permitido que se adapten sus aventuras al cómic, además de la televisión y los juegos de rol)
El toque especial que me ha animado a seguir leyendo los libros tiene una doble vertiente: en primer lugar, el parentesco de Harry Dresden con la mayoría de héroes de Neil Gaiman. Y es que, aunque él ha decidido hacer pública su profesión e involucrarse en misiones peligrosas, las más de las veces le vemos superado por completo por las circunstancias. Sumado eso a su estrafalario aspecto, los problemas para interactuar con personajes del otro sexo (por más que tenga un éxito incomprensible con varias damas) y el humor ácido con el que Butcher aliña muchas escenas, uno llega a pensar que los casos se resuelven a pesar de Harry Dresden. La segunda vertiente atractiva de las novelas es que no se limitan a funcionar como elementos episódicos independientes, sino que desarrollan una trama consistente en el tiempo. Los amigos y enemigos crecen con las experiencias de cada libro y, lo más importante, vemos que Butcher parece tener un destino final en mente para su protagonista (ésta es mi apreciación, al menos, tras leer los primeros volúmenes). De modo que siempre hay que estar dispuesto a ver cómo aparece ese villano al que creíamos humillado y derrotado, dispuesto a tomarse la revancha a lo grande.
El único problema aparente es que, después de enfrentarle con hombres-lobo, seres faéricos y vampiros, la nómina de criaturas mitológicas "comunes" empieza a reducirse de forma alarmante. Y la verdad es que tengo ganas de saber cuál es la próxima amenaza sobrenatural que deberá afrontar Chicago.
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