domingo, 15 de julio de 2018

Recomendación de lecturas veraniegas

Ahora que se ha acabado el Mundial de fútbol y Agosto empieza a llamar a la puerta, llegó por fin el momento de poder disfrutar de unas tardes tranquilas en vuestros destinos vacacionales. Así que, antes de que dejéis las ciudades vacías, os propongo hacer más amenos esos ratos de asueto entre chapuzón y chapuzón (o de caminata por la montaña), con unas cuantas recomendaciones de lecturas ligeras y aptas para todos los públicos.

¿Listos? Pues vamos allá:


20.000 leguas de viaje submarino. ¿Qué puede haber más refrescante que leer sobre el viaje de Pierre Aronnax a bordo del Nautilus? Aventuras a lo largo de todos los océanos, inmersiones a gran profundidad, un paseo por la Atlántida... La única novela de Verne que podría ajustarse aún más a la temática que he propuesto sería Dos años de vacaciones, y no sé si podría resultar contraproducente (sobre todo si lo leemos a la vuelta del viaje).


El corsario negro. Otra historia para los que prefieren irse de vacaciones al mar, aunque éstas aventuras transcurren en la época en que el Caribe aún no era un destino propicio para viajar a relajarse (no os haré spoiler, pero los caribes daban miedo). A cambio, en sus páginas encontraréis todo lo que se puede esperar de una buena historia de piratas: duelos a espada, osadas huidas, galernas terribles y jugosos botines de oro americano.


Sin noticias de Gurb. Ésta lectura puede ser la menos apropiada para las horas de siesta, sobre todo si se comparte espacio con alguien que guste de dormir, ya que las carcajadas que pueden arrancarte las aventuras del comandante alienígena en la Barcelona previa a los Juegos Olímpicos de 1992 son capaces de despertar a cualquiera. No importa que el apartamento sea más pequeño que en el anuncio, que haya una plaga de medusas cuando vayamos a la playa, o que pillemos una insolación. Leyendo a Eduardo Mendoza, la sonrisa está asegurada.


Mi familia y otros animales. Otra historia que puede provocar envidias entre espíritus con ganas de más tiempo de ocio, ya que se relatan poco menos que años y años de "vacaciones familiares". Aún así, si eres fan de las mascotas exóticas no encontrarás una lectura mejor que ésta crónica de la infancia de Gerald Durrel en la isla de Corfú. 


El color de la magia. Creo que hay pocas cosas tan divertidas como las aventuras de un turista en un lugar desconocido. Sobre todo, si ese lugar es un mundo medieval fantástico. Que es plano como un disco. Y se mueve por el espacio soportado por cuatro elefantes, que viajan a lomos de una tortuga gigante. ¿Hace falta decir más para que os animéis a leerlo? ¿Que después podrás elegir entre una veintena de libros dedicados al Mundodisco, si es que te gusta? (por favor, no digas que no te gustó).


Monozuki, la chica zorro. Me dispensaréis si incluyo mi última obra en la lista, pero Monozuki os puede entretener tanto como cualquiera de las otras novelas. Y además ocurre en un mundo que recuerda a los universos de Estudio Ghibli, poblado por unas de las criaturas mágicas más originales que podáis imaginar.

Con éstas seis lecturas creo que podéis ir bien provistos de entretenimiento allí donde vayáis a pasar vuestro descanso estival. Así que aquí me quedo, esperando a que me contéis cuáles fueron vuestras lecturas veraniegas cuando volváis.

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