miércoles, 8 de mayo de 2019

El poder de las reseñas (otra vez)

Hace ya un tiempo, en el artículo El valor del elogio, comentaba lo importante que es para cualquier escritor que se hable de su obra y, centrándome en que fuera de utilidad para nuevos escritores, les advertía sobre los problemas que suponía hacer promoción de tu obra a través de los blogs. Insistiendo (y aún debo hacerlo) en que ésa tarea adquiere una relevancia mucho mayor cuanto menos conocido eres, y en cómo se complica de forma exponencial por la misma razón. Y hoy, a causa de una anécdota vivida en la Feria del Libro de Cádiz, me gustaría retomar el tema.

Pongámonos en situación: en un stand de una feria cualquiera, una de las personas que pasea por allí se fija en uno de los libros. La portada le ha llamado la atención, y la sinopsis incrementa su curiosidad. Sin embargo, no conoce al autor del libro y eso le provoca el habitual recelo a comprar algo que le pueda decepcionar. Todos hemos sentido esa duda con un ejemplar entre las manos, sin saber si devolverlo a la estantería o llevárnoslo con nosotros a casa. Temiendo perdernos algo genial por culpa de ese desconocimiento. La persona de esta anécdota, en cambio, decidió seguir un camino nuevo y buscar el consejo de otros lectores: consultó la ficha del libro en Goodreads para comprobar qué opinaban allí y, tras hacer eso, se animó a comprar el título desconocido. 


Varios años atrás (como cuento en el artículo que he mencionado), escuché al ponente de una charla en la Hispacon hablando sobre la problemática surgida por la proliferación de blogs literarios: habían perdido su capacidad para servir como vehículo de promoción, porque eran demasiados peleando por hacerse con un grupo de seguidores que les permitieran convertirse en un blog de referencia. Lo cual hacía que, tanto para las editoriales como los autores autopublicados, constituyese una verdadera lotería el apostar por un blog u otro a la hora de enviarles ejemplares de cortesía. La conclusión del ponente era que los blogs de reseñas habían dejado de ser una vía factible para promocionar los libros, y aconsejaba no recurrir a ellos. Un razonamiento que debo confirmar, puesto que la opción más efectiva en la actualidad (en mi opinión) es colaborar con webs literarias; al no tener las limitaciones derivadas de ser el trabajo de una sola persona, hay unas cuantas que han seguido funcionando y, gracias a la experiencia acumulada, han logrado el reconocimiento de los internautas aficionados a la lectura. Aunque, por otro lado, también hay que decir que la predicción de aquella charla no pudo adelantar cómo iban a evolucionar los blogs personales, ni la sinergia derivada de las nuevas redes sociales, ya que en la actualidad se puede llegar a bastantes lectores potenciales mediante l@s bookstagramers (much@s de l@s cuales duplican su actividad, publicando las reseñas en blogs tradicionales que reciben las visitas desde Instagram). La promoción a través de internet sigue siendo posible, pero ha mutado.


Eso me lleva de nuevo a la anécdota detrás de este artículo, y a la fuerza de las reseñas hechas por los propios lectores. Los usuarios de Kindle, así como los escritores con obras a la venta en Amazon, saben a la perfección de lo que hablo. Del poder que tienen las simples puntuaciones que se otorgan a cada libro, y no digamos ya cuando el lector le dedica tiempo a exponer su opinión de forma más elaborada. Al igual que Imdb o Rotten tomatoes en el ámbito del cine, páginas como Goodreads o el servicio de librería de Amazon ofrecen a cada potencial lector una piedra de toque. Un atisbo de la posible experiencia lectora que les aguarda tras esa portada, si bien no deja de ser un valor "objetivo" resultante de acumular muchas opiniones subjetivas. Pero el resultado es evidente: a mejores puntuaciones, más probabilidades de que alguien decida hacer la compra. Lograr que los lectores compartan su experiencia en internet es una inversión de futuro, y por desgracia no todo el que lee está dispuesto a dedicarle el tiempo necesario (o desconoce la existencia de estas páginas). 

Personalmente, sigo fiándome más de las reseñas escritas por quien sé que comparte afinidades conmigo (aunque, por ejemplo, Goodreads te permite comparar tus gustos con los de tus amigos en la web, y a partir de ahí encontrar lecturas que podrían encajarte). Todo lo cual no evita que, en este mundo hiperconectado y compartido, acabemos tomando muchas decisiones basándonos en lo que opina un conjunto de personas a las que nunca conoceremos (elegir un hotel para las vacaciones, el modelo de coche nuevo, un restaurante, electrodomésticos...) Así que voy a aprovechar el final de este artículo para arengaros a que dejéis siempre vuestra opinión sobre los libros que leéis. En Amazon, Goodreads, o cualquier red similar. En todas ellas, si es posible. A los autores menos conocidos nos vais a ayudar un montón. Si se trata de un comentario positivo, facilitando que otros le den una oportunidad al libro (y disfruten de su lectura); si es una crítica, servirá para orientar al autor en los aspectos que debe pulir al escribir. En definitiva, colaboraréis a que la lectura sea para todos esa experiencia mágica que nos impulsa a seguir sumergiéndonos en nuevas páginas una y otra vez.

No hay comentarios:

Publicar un comentario