A principios de este año aparecieron varios artículos que analizaban el mercado editorial en España, y una de las conclusiones (referida al género fantástico) era el "buen estado" de la escritura de relatos. Según estos estudios, las antologías tenían muy buena acogida entre el público y se estaban convirtiendo en un producto habitual gracias, sobre todo, a las editoriales "pequeñas". Sin embargo, aunque esta corriente me ha favorecido durante los dos últimos años, me gustaría comentar las razones que (en mi opinión) están detrás de ese interés por publicar relatos (en un país en que el relato no es un género tan bien considerado como, por ejemplo, en el mundo anglosajón).
Creo que he expresado en muchas ocasiones mi admiración por la Edad Dorada de la Ciencia-Ficción. Y si es así, es porque me hubiera gustado mucho convertirme en escritor en aquella época. Unos años en los que uno se fogueaba escribiendo en revistas, dándose a conocer para luego, si tenía suerte, probar fortuna con las novelas. En el plano personal, la complicación actual para poder vivir esa clase de experiencia me frustra. Así que el éxito reciente de las antologías de relatos me causa un gran placer. Pero, sobre todo, creo que es importante pensar en por qué el fenómeno se ha extendido entre los sellos editoriales modestos: sinceramente, creo que este formato de edición les ofrece un menor riesgo en un momento de crisis y expectativas de ventas bajas. ¿Por qué digo eso? Porque reunir a múltiples autores en un solo ejemplar tiene varios beneficios obvios (en mi opinión). A saber:
La primera ventaja, si la antología puede incluir a uno o más autores conocidos para el público (y por conocido no pretendo decir que sea famoso al nivel de un best-seller), es contar con el "efecto llamada". NO es lo mismo poner en las estanterías un libro cuyos autores no le dicen nada al posible cliente, que tener a su favor el efecto reclamo de "hay un cuento de ese escritor que me gustó". Y cuanto mayor sea el factor fan alrededor de ese autor (o autores), más probable es que el libro pueda aspirar a un buen resultado de ventas. Al fin y al cabo, las pequeñas editoriales no lo tienen fácil para contar con autores reconocidos que les garanticen buenas ventas. Y cuando tienen suerte y apuestan por un autor que acaba teniendo éxito, tampoco es raro que las editoriales "grandes" se presenten con ofertas que les cuesta rechazar. Muchas de estas editoriales (y perdón por la expresión) actúan de forma parecida a los clubes de segunda división, conscientes de que los autores que hoy están encantados de firmar títulos con ellos pueden dejarles en cuanto oyen los cantos de sirena de sellos potentes.
El segundo beneficio, igualmente interesante para las editoriales modestas, es que pueden aprovechar la tarea de promoción que solemos hacer los escritores y que, obviamente, en este caso se multiplica. Considerando que estos sellos no suelen trabajar con grandes autores, una antología va a darle a la obra mucha más publicidad de la que podríamos conseguir cualquiera de nosotros en solitario (salvo que se aplique mucho al esfuerzo). En definitiva, se trata de que cada autor aporta su mayor o menor número de seguidores, lo cual repercutirá positivamente al final en la difusión del libro.
(imagen extraída de Hvítur Lakkrís)
¿Mas ventajas? Aprovechando que las residencias de los autores estarán (con suerte) repartidas por el país, tendrán la posibilidad de organizar eventos en varias ciudades; lo cual da más visibilidad al producto y a la propia editorial. De hecho, contando con la natural tendencia de los escritores a darse "baños de multitudes", disponer de autores en lugares distintos les permite participar en convenciones y encuentros literarios sin necesidad de pagar desplazamientos y/o alojamientos. De nuevo, un modo de hacerse visibles a un precio ínfimo.
No me malinterpretéis, por favor. No creo que nada de eso sea malo. Como ya he dicho, a mi me ha estado beneficiando hasta ahora. Pero pienso que hay que tenerlo en cuenta, sobre todo aquellos autores que nos movemos mejor en las narraciones breves, porque la realidad es que publicar autores noveles a título personal sigue siendo un riesgo que pocas editoriales quieren asumir. E, insisto, España no es un país en el que se tenga (sobre todo en el pasado reciente) afición por las antologías "de autor". Por eso digo que debemos estar agradecidos de que se haya producido esta corriente, y estemos teniendo la oportunidad de vernos en "negro sobre blanco", aunque sea a costa de dejar aparcadas las narraciones más extensas a favor de las historias breves. Yo mismo tengo una colección de relatos a la búsqueda de editor desde hace varios años, sin que ninguno se atreva a dar el paso (aunque las opiniones sobre su calidad han sido favorables). Y creo que no me equivoco si digo que, quien quiera publicar ahora en solitario, necesita un cierto reconocimiento que le respalde o aplicar todo su don de gentes para camelarse a los editores (salvo que ya cuente con la amistad de alguno).
Así pues, bienvenidas sean las antologías. Como fan de la Edad de Oro de la ciencia-ficción, esto es lo más parecido a publicar en revistas de género a lo que puedo aspirar ahora mismo. Un placer al que se suma el sueño de que, en algún momento del futuro, se presente una editorial con ganas de recopilar estos relatos que ahora están dispersos.
Entonces podré empezar a creerme esos halagos que me hacen sobre mi talento para escribir cuentos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario