A principios de este año hice referencia a mi lista de lecturas pendientes, entre las cuales se encontraba esta obra de Daniel Defoe. Y hoy, una vez concluida la lectura, toca al fin hacer una reseña diferente. Diferente porque, además de comentar mi opinión sobre ella, quiero hacer mención de los factores de "utilidad" que he encontrado.
Sobre todo, se deben tener en cuenta las peculiaridades del "Diario del año de la peste". Porque todo en ella es realismo. Hechos verídicos de boca de quienes lo vivieron. Y a la vez es ficción, prosa cuidadosamente elegida para causar un determinado efecto en su lector. Precursora al mismo tiempo del periodismo histórico y de la "ficción historicista".
Vayamos por partes. La terrible peste que azotó Londres, y a la cual hace referencia la novela, sucedió en 1665. Aunque los cálculos aún se discuten, estiman en cien mil los muertos por la enfermedad durante el año (de otoño a otoño) que se prolongó la plaga. En aquel momento Daniel Defoe sólo era un niño de cinco años así que, por supuesto, fue ajeno a muchos de los hechos que tuvieron lugar. Pero casi sesenta años después, en 1721, la peste se convirtió de nuevo en tema de conversación al abatirse sobre Provenza. Entonces, aprovechando "el tirón", Defoe escribe este falso diario de un supuesto superviviente. Para lo cual aprovechó sus recuerdos de infancia, además de entrevistarse con personas que pudieron relatarle de primera mano lo ocurrido.
La narración, aderezada con datos reales (estadísticas de fallecimientos, referencias a textos oficiales o disposiciones legales...), es un relato pormenorizado de cómo evolucionó la enfermedad y la sociedad londinense con ella. Desde los primeros brotes hasta el reconocimiento oficial de la plaga, sin esquivar los horribles padecimientos que contemplaron los habitantes de Londres. Se nos habla de lo complicado de establecer hasta dónde se falsearon los datos para no asustar a la población. De los charlatanes que intentaron sacar provecho de la plaga con supuestos remedios milagrosos. De lo complicado de hacer cumplir las ordenanzas sobre la cuarentena, y el sacrificio al que se vieron abocados aquellos a quienes se escogió para satisfacerlas. Un relato plagado de dolor y sufrimiento.
Defoe narra todo esto en primera persona, oculto tras el ficticio testigo que permanece en la ciudad durante todo aquel año de muerte. Deteniéndose de vez en cuando a hacer memoria sobre tal o cual hecho que presenció, las más de las veces. Refiriendo historias o rumores que oyó de otros, en ocasiones. Permitiéndose ir haciendo reflexiones al respecto de esos sucesos y la forma en que la sociedad reaccionó ante el desastre.
Respecto al modo en que desarrolla su narración, personalmente le achaco un cierto caos y reiteración. Se entremezclan las ideas, a mi parecer, mientras que ciertas anécdotas parecen reiterarse mediante pasajes que recrean variaciones de una misma historia. Entre ellas, la historia abunda varias veces en momentos de un patetismo emocional muy intenso al describir la agonía de los enfermos: desde la pérdida de la razón, pasando por la fuga sin destino o el abandono por parte de los familiares sanos. Esa sinrazón que se apoderó de la mayoría de los londinenses es la parte más interesante, pues Defoe retrata la forma en que la sociedad abandonó sus convenciones al imponerse el instinto de supervivencia sobre las normas aprendidas. Todo ello con un fuerte componente religioso, ya que el narrador demuestra una poderosa piedad cristiana y el profundo convencimiento de que sólo el Creador poseía el poder para apartar la plaga de la ciudad.
En todo caso, se trata de la vívida representación de este momento particular de la historia. Aún basándose en relatos de otros, el interés principal del autor fue trasladar al lector la angustia que habían vivido los supervivientes. Así que, incluso con sus limitaciones, "El diario del año de la peste" constituye una obra muy recomendable para los aficionados al periodismo histórico.
En lo referente a la "utilidad" del libro, sobre todo confieso que lo elegí porque su trasfondo me podía ser útil para el proyecto que me traigo entre manos. Y en ese sentido, cumple con creces. La descripción de la desbandada al cundir el terror es brillante en detalles. Igual que cada una de las anécdotas en las que los habitantes de la ciudad demuestran cómo se deshicieron las convenciones sociales (entre otras, resulta excepcional el momento del saqueo de una casa abandonada).
Además, todos esos datos sobre cómo el gobierno de Londres luchó por contener la enfermedad son muy interesantes. El modo en que se elegía a ciudadanos o profesionales para acometer las distintas tareas de la cuarentena resulta especialmente ilustrativo. Y hace comprender al lector la especial concepción de estas plagas en la época. Cómo se convirtió en un fenómeno itinerante durante muchos años, cayendo sobre una u otra ciudad mientras el resto del país y del mundo se limitaban a mantener alejados a los apestados. El esfuerzo por intentar que la rutina siguiera adelante plasma esa especie de claudicación de los gobernantes, incapaces de hacer poco más que aguardar a la remisión de la enfermedad. Así pues, y salvando las distancias marcadas por el tiempo, "Diario del año de la peste" puede proveer de muchos ejemplos prácticos a cualquier escritor que quiera plantear una obra en una tesitura similar.
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