martes, 6 de diciembre de 2016

Regresando de Galeras

Vale. Es cierto que el título de este artículo resulta exagerado. Lo sé (y los que me conocen, aún más). Pero durante los últimos tres meses me he auto impuesto un régimen de escritura que, para mi, equivale al de un galeote... literario.  Algo que habréis notado, sobre todo los lectores del blog (en Facebook he estado un poco más activo). Y si no he comentado nada por aquí se debe, sencillamente, a que la mayor parte del tiempo libre del que he dispuesto ha estado dedicado a progresar con mi última novela. Un proyecto que surgió durante una conversación, en la que me propusieron el reto de convertir un relato en algo más, y como tal lo fui elaborando. Poco a poco. Hacía varios años que no me embarcaba en un texto de tanta extensión, comenzó como algo que "quizás encontrase acomodo en una editorial algún día", y por eso me lo tomé al principio con bastante calma; interrumpiendo el proceso cuando se ha abierto alguna convocatoria que me interesase. Convirtiéndose en una obra que quería acabar, pero no lograba culminar.


Todo comenzó con la convocatoria para la antología Chikara. Para un fan del estudio Ghibli, el reto de crear una historia que estuviese imbuida del espíritu y el "aroma" de películas tan admirables como El castillo ambulante, La princesa Mononoke, o El castillo en el cielo no podía dejarse pasar. Y aunque la historia que presenté no logró entrar en la antología, hablando meses más tarde sobre ello con una de las personas involucradas en la selección surgió la propuesta que he comentado antes: aprovechar el universo y los personajes del relato para escribir una novela.

Al principio, reconozco que me pareció que iba a ser una tarea imposible. A pesar de que ciertos momentos estaban resueltos con algo de premura, para poder ajustarme a los límites de extensión de la convocatoria, no sabía cómo hacer para que aquella historia necesitase  la extensión de una novela. De modo que acabé por reelaborar la trama y añadir muchos elementos nuevos, entre los cuales se colaron varios pertenecientes a otro proyecto que se me había quedado estancado tiempo atrás (relacionados con la ambientación y el trasfondo). Eso me ayudó a crear una nueva sinópsis, más compleja, y a dar los primeros pasos hacia las 60.000 palabras que me puse como objetivo.

Al tratarse de un desafío personal y no contar con ningún plazo estricto, el proceso se ha ido alargando y dilatando durante el año. Como "horizonte orientativo" me había marcado el mes de Septiembre, pero a finales del verano ya sabía que eso sería imposible. A pesar de estar imponiéndome una rutina de escritura diaria, los parones para preparar tal o cual convocatoria y el hecho de añadir modificaciones en la sinópsis a medida que la historia los iba "pidiendo", a cambio de replantear ciertos episodios o tramas de personajes, ralentizaban el progreso. Y fue entonces cuando alguien relacionado con una editorial supo del proyecto y se interesó por él.

Sin entrar en muchos detalles, puedo decir que la historia les gustó. Y al preguntarme por una fecha orientativa sobre cuándo podría tener acabado el manuscrito, me atreví a decirles la Navidad. Lo cual, de inmediato, hizo que dejase de escribir nada que no estuviese relacionado con la novela (los seguidores de Facebook han podido comprobarlo, con la ausencia durante estos meses de mis "relatos inspirados en fotografías"). Un esfuerzo que se ha intensificado durante el mes pasado, revisando el final de la sinopsis para adecuarlo a todas las modificaciones que habían ido surgiendo por el camino y, de paso, procurar conservar el tono original del relato.

¿El resultado final? Solo han sido 57.000 palabras, pero considero que el objetivo está conseguido. El manuscrito va a viajar bien pronto a las manos de los lectores críticos, y solo puedo desear que sus opiniones sean favorables. A título personal, considero que es resultado de todo lo que he aprendido de mis errores, desde El secreto de los dioses olvidados,  amén de las enseñanzas de cursos y críticas de compañeros. Así pues, quiero pensar todo ello ha debido servirme para completar una obra más redonda. El tiempo lo dirá, si la suerte acompaña, a principios de 2017.

1 comentario:

  1. No sabes bien cuánto me alegro de que hayas podido sacarlo adelante y con tan buenos resultados. ¡Tengo muchas ganas de leerlo! :D

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