Después de unos cuantos días, necesarios para recuperarme de la "tunda" que supuso conducir durante casi 700 kms en apenas trece horas, os traigo hoy la crónica de mi experiencia en la Eurosteamcon de Zaragoza.
En primer lugar, confieso que nunca me habría planteado la locura de un Madrid-Zaragoza-Madrid de no haber sido porque Pedro Moscatel (autor Acrónico de la propia Zaragoza) nos comentó que se iba a realizar una presentación conjunta de Ácronos 2 y Calabazas en el Trastero: Steampunk, y nos preguntó a los demás por nuestra disponibilidad para acompañarle en el evento. Y una vez más, ese loco instinto egomaníaco del escritor me empujó a ofrecerme voluntario. Una decisión que sólo me planteó dudas el mismo día del viaje, cuando el despertador comenzó a sonar a las siete de la mañana.
Por suerte no se me ocurrió echarme atrás, porque la experiencia que me esperaba en Zaragoza ha sido de las mejores que he tenido en mi corta carrera en el mundillo literario (y el steampunk en concreto). Bien es cierto que el lugar elegido para la convención no disponía de esa pátina "retro" que lucen otros, como la Estación del Norte en Barcelona; pero en cuanto empezaron a aparecer los asistentes con sus galas, el contenido eclipsó al continente: damas victorianas (de armas tomar), aventureros, caballeros... fueron ocupando el espacio y haciendo que el evento resultase de lo más colorido.
(Una muestra de los vestuarios que se lucieron. Fotografía de Julio Marín)
Debido a la estrechez de mi agenda, la presentación de Ácronos se había programado en el horario matutino. Y allí me presenté, con mis "galas victorianas", dispuesto a cantar las bondades de la antología junto a Pedro. Un objetivo que quedó más que cumplido tras charlar sobre nuestras respectivas influencias literarias, los relatos con los que habíamos participado, los géneros "herederos" del steam, nuestros proyectos futuros, y una entretenida ronda de preguntas que puso sobre la mesa, entre otros temas, la pujanza de escritoras en el Steampunk.
A la hora de comer, mi vergüenza (la que aún me queda) me impidió unirme al Picnic Victoriano que se había organizado. Pero aún así, pude disfrutar después con fuerzas renovadas de las actividades programadas para el horario de tarde, y ser testigo del éxito de asistencia de la convocatoria.
Antes de hablar de las cosas que más me gustaron, no quiero dejar de mencionar a quienes fueron a la Eurosteamcon a mostrar su habilidad o poner al alcance de los aficionados libros y juegos inspirados en ese universo. Hubo allí un buen muestrario de vestidos, complementos, armamento y, como ya he dicho, libros y juegos para todo aquel con ganas de aumentar su arsenal Steam. Y además, la organización contó con unas cuantas actividades destinadas a entretener a los asistentes: talleres para fabricar rayguns, otro para decorar las cubiertas de libros con detalles steampunk, una charla en la que se dieron sugerencias sobre cómo usar Arduino e impresoras 3D para crear complementos interactivos... y la muy simpática Regata de Dirigibles.
Mención aparte merece una actividad que me había ilusionado desde que vi por primera vez la programación, y que fue la principal razón para quedarme allí más tiempo del que mi agenda de viaje recomendaba: la proyección de Viaje a la Luna, de Georges Mèlies, acompañada por un pianista "in situ". Se trataba de una copia de la versión coloreada, restaurada por la Filmoteca de Cataluña. Una experiencia curiosa y muy simpática, desde luego.
En definitiva, que se trató de una jornada maratoniana pero muy satisfactoria. Personalmente me encantaría poder repetir en el futuro... con más calma, eso sí. Y sólo me entristece (aparte de no haber podido quedarme) que la promesa de firmarle su ejemplar de Ácronos a Ana Sihaya que hice en Facebook no pudiera cumplirse.
Así que ya sabéis... si el año que viene vuelve a organizarse, no dejéis de pasar la oportunidad y acercaros a Zaragoza.
En primer lugar, confieso que nunca me habría planteado la locura de un Madrid-Zaragoza-Madrid de no haber sido porque Pedro Moscatel (autor Acrónico de la propia Zaragoza) nos comentó que se iba a realizar una presentación conjunta de Ácronos 2 y Calabazas en el Trastero: Steampunk, y nos preguntó a los demás por nuestra disponibilidad para acompañarle en el evento. Y una vez más, ese loco instinto egomaníaco del escritor me empujó a ofrecerme voluntario. Una decisión que sólo me planteó dudas el mismo día del viaje, cuando el despertador comenzó a sonar a las siete de la mañana.
Por suerte no se me ocurrió echarme atrás, porque la experiencia que me esperaba en Zaragoza ha sido de las mejores que he tenido en mi corta carrera en el mundillo literario (y el steampunk en concreto). Bien es cierto que el lugar elegido para la convención no disponía de esa pátina "retro" que lucen otros, como la Estación del Norte en Barcelona; pero en cuanto empezaron a aparecer los asistentes con sus galas, el contenido eclipsó al continente: damas victorianas (de armas tomar), aventureros, caballeros... fueron ocupando el espacio y haciendo que el evento resultase de lo más colorido.
(Una muestra de los vestuarios que se lucieron. Fotografía de Julio Marín)
Debido a la estrechez de mi agenda, la presentación de Ácronos se había programado en el horario matutino. Y allí me presenté, con mis "galas victorianas", dispuesto a cantar las bondades de la antología junto a Pedro. Un objetivo que quedó más que cumplido tras charlar sobre nuestras respectivas influencias literarias, los relatos con los que habíamos participado, los géneros "herederos" del steam, nuestros proyectos futuros, y una entretenida ronda de preguntas que puso sobre la mesa, entre otros temas, la pujanza de escritoras en el Steampunk.
A la hora de comer, mi vergüenza (la que aún me queda) me impidió unirme al Picnic Victoriano que se había organizado. Pero aún así, pude disfrutar después con fuerzas renovadas de las actividades programadas para el horario de tarde, y ser testigo del éxito de asistencia de la convocatoria.
Antes de hablar de las cosas que más me gustaron, no quiero dejar de mencionar a quienes fueron a la Eurosteamcon a mostrar su habilidad o poner al alcance de los aficionados libros y juegos inspirados en ese universo. Hubo allí un buen muestrario de vestidos, complementos, armamento y, como ya he dicho, libros y juegos para todo aquel con ganas de aumentar su arsenal Steam. Y además, la organización contó con unas cuantas actividades destinadas a entretener a los asistentes: talleres para fabricar rayguns, otro para decorar las cubiertas de libros con detalles steampunk, una charla en la que se dieron sugerencias sobre cómo usar Arduino e impresoras 3D para crear complementos interactivos... y la muy simpática Regata de Dirigibles.
Mención aparte merece una actividad que me había ilusionado desde que vi por primera vez la programación, y que fue la principal razón para quedarme allí más tiempo del que mi agenda de viaje recomendaba: la proyección de Viaje a la Luna, de Georges Mèlies, acompañada por un pianista "in situ". Se trataba de una copia de la versión coloreada, restaurada por la Filmoteca de Cataluña. Una experiencia curiosa y muy simpática, desde luego.
En definitiva, que se trató de una jornada maratoniana pero muy satisfactoria. Personalmente me encantaría poder repetir en el futuro... con más calma, eso sí. Y sólo me entristece (aparte de no haber podido quedarme) que la promesa de firmarle su ejemplar de Ácronos a Ana Sihaya que hice en Facebook no pudiera cumplirse.
Así que ya sabéis... si el año que viene vuelve a organizarse, no dejéis de pasar la oportunidad y acercaros a Zaragoza.
Fue una experiencia genial, compañero, y un placer conocernos en persona. Me alegro de que no mandases el despertador a freír espárragos :)
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