En días como los últimos que he vivido se pone a prueba la confianza que un servidor tenía depositada en el aparente respeto a unas "reglas del juego" dentro del mundo editorial.
Que Grupo AJEC pasaba por aprietos económicos lo sabíamos quienes habíamos publicado con ellos (extiendo mi conocimiento personal al resto de autores, en la fiable suposición de que no soy el único que le ha preguntado a Raúl a largo de estos meses por las ventas y las fechas de liquidación). Sin embargo, a la vista de que los lanzamientos continuaban su curso y, sobre todo, ante la renovación estructural de colecciones, mantenía la confianza en su continuidad como referencia editorial de ciencia ficción, especialmente en lo tocante a nuevos talentos nacionales.
Por eso me resultó tan chocante darme de bruces ayer con la nota que publicó Raúl Gonzálvez en el perfil Facebook de AJEC. ¿La supervivencia de la editorial se estaba poniendo en peligro? ¿Era eso posible? Desde luego, hacer un llamamiento a los aficionados para que ayudasen a achicar agua suena a medida casi desesperada. Pero no dejaba de mantener la principal incógnita... ¿por qué?
Y la respuesta a esa cuestión (o al menos una explicación que suena horriblemente plausible) la ofreció horas más tarde Rafa Marín en su blog "Crisei". Ateniéndome a lo que expresa en su artículo, a Grupo AJEC lo ha estrangulado una distribuidora. Y, por lo que quiero entender, el problema se viene alargando desde que decidió sustituir a esa empresa a finales de 2009. Ya entonces, esa modificación supuso que varios lanzamientos navideños ("El secreto de los dioses olvidados" entre ellos) se pospusieran hasta la primavera ya que, al parecer, la compañía le expresó a AJEC su incapacidad para hacerse cargo del volúmen de obras propuesto. A partir de aquí entro en la especulación y las extrapolaciones de las palabras de Rafa Marín pero, en esencia, la distribuidora habría respondido a su reemplazo mediante retrasos en los pagos a AJEC, lastrando así la capacidad de liquidez de la editorial durante todo este tiempo.
La maniobra, vista así, suena a un "o conmigo, o enemigos". O la editorial trabaja con la distribuidora en las condiciones que quieran imponerle, o se expone a interpretar un remedo de Massadá empresarial en el que, a tenor de lo ocurrido, la editorial lleva las de perder. Y la consecuencia inmediata de semejante labor de caciquismo no es sólo un torpedo contra el sueño del pequeño editor, si no que igualmente machaca a los autores cuyas obras (con suerte) serán saldadas para hacer hueco en el almacén. Eso sin contar la jugarreta que se le hace al aficionado de género cuando le niegas el acceso a títulos que muchas veces se publican sólo por el "instinto" del editor.
Lo que más me sorprende de todo esto es estar planteándome estas sospechas de malvados tejemanejes en el que, probablemente, sea el momento más tenso del mundo editorial: El futuro del e-book y del libro tradicional no deja de ser motivo de dimes y diretes. Las corrientes pro-autoedición se apoyan en éxitos como "El bolígrafo de gel verde" o la reciente carrera de Amanda Hocking en Amazon para proclamar que el modelo editorial está desfasado. La mejor opción de un autor novel para curtirse pasa ahora mismo por colaborar en blogs o webs literarias y probar suerte en concursos de renombre (la mayoría de los cuales tienen colgado el sambenito de "sospechosos habituales"). Yo soy un convencido defensor del editor, no lo voy a negar. Creo que el hecho de que algo esté escrito no significa que se deba publicar, y que la experiencia y el conocimiento le permiten elegir y saber cómo convertir un texto en un producto de consumo cultural de calidad. Así que imaginar el cierre de Grupo AJEC, con todo lo que supone en cuanto a labor de "sacar a la luz" autores noveles, me duele profundamente. Y creo que uno de sus últimas iniciativas, convirtiendo el precio de sus e-book en un "descuento aplicable" al ejemplar impreso, constituye un modo de animar al lector digital a que adquiera (aunque sea como regalo para terceros) la obra física.
¿Qué más puedo decir? Que ojalá la situación de Grupo AJEC se resuelva favorablemente, porque es una iniciativa muy necesaria en el panorama editorial español. De momento, depende de que aparezcan 50 "espartanos" dispuestos a apoyar hombro con hombro los escudos contra el enemigo del cierre. Y aún así, si acaba por desaparecer habrá que resucitarla o reinventarla. De verdad.
P.D. Teniendo en cuenta que me he referido a él como fuente para el razonamiento del artículo, si Rafa Marín considera que he cometido algún dislate al interpretar lo dicho en su artículo estoy abierto desde ya a enmendar el error y disculparme ante quien fuera necesario.
P.D. P.D. En la búsqueda de datos sobre la extensión de la noticia, me he topado con un genial artículo de Domingo Santos en el que habla sobre la situación de las editoriales en el sector de la ciencia-ficción. No he encontrado la fecha, pero sirva de toque para saber cuáles son las cifras y quitarnos algunas vendas de los ojos.
Un tema bien escabroso... es lamentable que la situación se vaya por esos términos y en detrimento de los que alimentaban sus esperanza con esta editorial.
ResponderEliminarSaludos