jueves, 23 de junio de 2016

"La entrega" de Dennis Lehane

Aunque soy muy fan de las historias detectivescas y las tramas de suspense, nunca he sido un gran lector de novela negra. Supongo que se debe a que, cuando era un crío y disponía del tiempo para leer todo lo que quería, no acabé de conectar con ese tipo de personajes sucio y cargado de vicios que me proponían: me quedé con los anti-héroes de la ci-fi y la fantasía, dejando de lado a los Sam Spade y Philip Marlowe... y perdiéndome de paso algunas historias grandiosas, lo reconozco.

Valga todo lo anterior para aclarar mi sorpresa y pesar por no haber entrado antes en contacto con uno de los grandes maestros del género en esta época: Dennis Lehane. De hecho, mi interés por su obra surgió tras ver la adaptación cinematográfica de la novela de la que voy a hablar, y que me había sorprendido muy gratamente. De hecho, esta novela es el resultado de extender un relato para convertirlo en un guión cinematográfico. Y con una gran efectividad.

Ambientada en el Boston de principios del siglo XXI, La entrega es un historia barriobajera; de personas que sólo aspiran a seguir adelante conviviendo con su pasado, y otros que aún sueñan con despertarse en ese futuro que se imaginaron muchos años atrás, y se ven en la necesidad de aprovechar lo que creen que es su última oportunidad de "coger el tren a la gran vida". El problema es que los billetes de ese expreso se suelen pagar con sangre, y enseguida se acaba buscando a terceros que sirvan de moneda de cambio. 

En el bando de los "conformistas" tenemos al personaje principal, Bob Saginowski: un tipo criado por unos padres muy mayores en un ambiente católico, cuya vida se reduce a ir de su casa al bar del primo Marv a servir de camarero. Sin embargo, su monótona existencia se verá modificada el día que encuentra un cachorro herido en el cubo de la basura de una desconocida: Nadia, una chica con un pasado errático y dolorido que ya sólo desea una vida monótona como la de Bob.

El bando de los "inconformistas" está liderado por el Primo Marv; familiar de Bob, antiguo pandillero aficionado al trapicheo, y gerente de un bar cuyo control debió entregar a la mafia chechena nueve años atras (rendición que le amarga día a día). Después tenemos al Detective Torres, incapaz de controlar su afición al alcohol ni de ser fiel a su mujer, cuya carrera parece estancada en el departamento de robos y que desearía resolver un caso que le ayudase a salir de ese agujero profesional. El último miembro de este grupo sería Eric Deeds, ex-presidiario, ex-novio de Nadia, violento e impredecible, que también tiene en mente un gran plan con el que conseguir lo que desea.


Como ya he dicho, el personaje principal de La entrega es Bob. Aunque el narrador nos lleva en ocasiones a conocer la vida del primo Marv, el detective Torres o Eric, la mayor parte del tiempo la vivimos junto a Bob. Escuchando sus pensamientos y viendo cómo se las apaña para cumplir la máxima del barrio de East Buckingham: no te involucres. Mantén la boca cerrada. Por eso, el encuentro con el cachorro herido y con Nadia suponen un enorme cambio en su anodina rutina diaria, pues le harán romper con el aislamiento social al que le ha conducido ese "no involucrarse" en los problemas de los demás. Por otra parte, la situación de Bob y Marv se verá comprometida tras sufrir un atraco en el bar. De pronto se convierten en sospechosos para sus jefes chechenos que, para poner a prueba la lealtad de ambos, les encargan "la entrega": recoger todas las apuestas ilegales de la ciudad para la noche de la Super Bowl. Una tarea que se puede ver incomodada por el súbito interés del detective Torres en el bar y en un antiguo crimen vinculado a ese lugar. Y por si fuera poco, Eric Deeds se añade a esta combinación para agitar aún más el remansado espacio por el que se estaba dejando llevar Bob Saginowki; obligándole a hacer lo necesario para conservar la calma en su vida.

Resulta muy complicado hablar del desenlace sin caer en el pecado de adelantar hechos, pero baste decir que La entrega cumple con los principios de la novela negra: no hay una escena final iluminada por un arco iris esperando a ninguno de sus personajes. A lo máximo a lo que pueden aspirar es a conservar la vida en la última página, quizás incluso a sentirse algo mejor con ellos mismos... Pero ese es un premio que no van a alcanzar todos. Aunque al lector puede que llegue asomarle una sonrisa de tranquilidad al llegar al punto final.

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