jueves, 24 de diciembre de 2015

Los "Cuentos Cuánticos" (9)

Aunque la Navidad ya ha llegado, no quiero frenar el ritmo de publicaciones en el blog. Por eso, hoy os traigo otra "radiografía" de un relato de Ni colorín, ni colorado. En este caso, pormenores y curiosidades en torno al proceso de escritura de mi final alternativo para Aladino.

Este relato, y el que le dediqué a Jack (el de las habichuelas mágicas), tienen varios paralelismos que, de un modo u otro, acabaron llevándome hacia soluciones emparentadas. La figura del pillo que obtiene de pronto una riqueza inmensa, y que así cambia su posición en la sociedad, me hizo pensar en ambos casos en la figura del "nuevo rico". Si se les pone uno junto al otro, debajo de todas las galas volveremos a encontrarnos con Jack el oportunista y Aladino el ladrón del bazar. Ninguno de los dos, a pesar de su picardía innata, me sugería que fueran capaces de administrar el éxito obtenido. De modo que, al pensar en su futuro, supuse que sería esa misma riqueza la que estaría en el origen de cualquier desgracia.

En el caso de Aladino debía manejar además un concepto muy interesante: el hecho de que toda esa enorme fortuna provenga de la materialización de los deseos que él formula. Por eso, el punto básico del que partí a la hora de plantearme el relato fue "¿qué podría ir mal, cuando todos mis deseos se pueden cumplir?". Teniendo eso en cuenta, no parecía fácil imaginar un porvenir oscuro en el horizonte de Aladino. ¿Qué mal sería capaz de arruinar la felicidad que el genio le había otorgado? Pero la solución se podía encontrar con tan sólo replantear la pregunta: ¿cómo reaccionaría alguien a quien se la están haciendo realidad cualquiera de sus deseos, si dejase de conseguirlo? Y por ahí fui logrando dar forma a la historia que acabó llegando al libro.

No quiero explayarme demasiado en la descripción de la trama, porque podría estropearle el final a los posibles lectores que lo aborden en el futuro. Tan sólo añadiré que este Aladino maduro me llegó como una persona amargada y rencorosa, olvidado ya su espíritu heroico (de nuevo, como alguna amistad insinuaría, dejando que me influya mi vena pesimista respecto al futuro de quien obtiene un poder que no está preparado para manejar). Aunque, a la hora de plantearme el conflicto final, sí tuve que dar algunas vueltas en torno a las motivaciones que habían llevado a mi personaje hasta allí. Como suele ocurrir a veces, había partido de una idea un tanto vaga a la hora de construir los traumas internos, y en el momento culminante necesitaba concretarlos para que el lector comprendiese bien la transformación del personaje. Pero, dadas las inexistentes quejas al respecto, me considero bastante satisfecho con la solución que encontré.

En cuanto a la redacción del relato, comentar sobre todo el particular empeño que me tomé a la hora de escribir el párrafo inicial de la historia. Dado que no quería mostrar de un modo explícito la ambientación exótica del relato original, procuré crear un texto capaz de ir sugiriendo al lector las imágenes de ese lejano oriente de cuento; todo mediante esa introducción, concebida como un trayecto "sensorial", para lo cual me inspiré en un ejercicio de estilo de un taller literario que consistía en hacer un recorrido por un mercado medieval. Como una curiosidad adicional diré que, teniendo en cuenta el esfuerzo que estaba realizando entonces por reducir las florituras lingüísticas al escribir, ahí se puede encontrar una de las pocas concesiones que me dí para dejar rienda suelta a mi vena poética. Pero es que la ocasión me pareció totalmente propicia. 

El resto de la historia, y aquí me tocará ya empezar a hablar de críticas y sugerencias de los lectores, se construyó a través de ese habitual juego de insinuaciones y sugerencias que me suele gustar poner en práctica. Una táctica que tuvo bastante éxito, porque sé de primera mano que más de uno tuvo dudas sobre la identidad real de los protagonistas. Aunque también recibí alguna queja por la brevedad del relato. Como siempre, porque deseaban que echase un poco hacia atrás la cámara con la que estaba enfocando ese mundo "sugerido" y les mostrase una visión de conjunto mucho mas amplia. Aparte de eso, los lectores beta se limitaron a señalar algunos detalles en la trama que resultaban confusos, o que provocaban incongruencias en el texto, pero no hubo que hacer grandes cambios para llegar a la versión final que podéis leer ahora.

Y hasta aquí puedo escribir. Así que toca despedirme, prometiendo nuevos artículos para la semana que viene, y desearos una muy feliz Navidad a todos.

Un saludo. 



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(Aquellos que vayan a leerlo, tengan en cuenta la prescripción facultativa del autor: para disfrutar los relatos en su justa medida, no lean más de dos al día. Igual que las bolsas de caramelos, si se lo tragan de una sentada es posible que se les empache).

martes, 22 de diciembre de 2015

"Faraway: Crónicas de Lejana" de Janaceck Jadehierro

No suelo hacer reseñas sobre obras de autores a los que conozco en persona. Me preocupa que mis comentarios pueden herir sensibilidades y tener que afrontar algún reproche (ya fuera virtual o cara a cara). Digo esto para señalar lo extraordinario de estar redactando una crítica sobre la obra de alguien que es, cuando menos, un conocido por el que siento un gran aprecio.

Crónicas de Lejana es una colección de relatos steampunk, pero esta etiqueta debería considerarse como algo destinado tan sólo a saciar el espíritu catalogador del mundo editorial. Lejana es un mundo steampunk, sí, pero los relatos que nos ofrece el libro están más centrados en las personas que lo habitan que en las maravillas que lo cubren de vapor. En ese sentido creo que, los lectores de la ciencia ficción especulativa clásica que le den una oportunidad al libro, se encontrarán paladeando estructuras y propuestas que les resultarán conocidas.

El rasgo principal de este libro es la diversidad. Janaceck ha acometido cada cuento desde una perspectiva distinta, y eso ha ayudado no sólo a hacer amena su lectura, si no que da como resultado una radiografía de ese mundo con el que lleva años fantaseando. Humor, historias detectivescas, fantasía científica, drama social... su microscopio va fijándose en aventureros, máquinas pensantes, artistas, aspirantes a mesias o criminales, de modo que logramos atisbar el desarrollo de esta peculiar sociedad colonial hasta formarnos una idea de conjunto (incompleta, eso sí) del vasto universo que orbita en la cabeza de su creador. Es probable que hay quien le reproche no haber sido más espléndido (y minucioso) con los datos que aporta en los relatos, pero eso también es parte de su gracia.


Puestos a elegir algunas de las historias para ejemplificar todo lo que he dicho, mi selección estaría compuesta por: 

Una carambola de billar francés. Historia que respira aromas de novela negra, con uno de esos protagonistas para los que ya no hay posibilidad de redención, pero aún están dispuestos a salvar otras almas de su mismo destino.

Un milagro. Otro relato curioso, que acaba escarbando en ese terrible lado de la humanidad que nos empuja a veces a hacer el mal "por un bien superior".

El experimento. Ejemplo de ci-fi especulativa trasplantada al steampunk, que recordará a relatos clásicos sobre la investigación de la IA.

El valor de lo sencillo. Si digo que es un chiste, podría considerarse una ofensa. Pero la brevedad y el hilarante final de esta historia sobre un curioso inventor no pueden ser descritos de otra manera.

Finis Terrae. Otro ejemplo de ci-fi especulativa, con un toque de humor negro que combina la avaricia, el negocio de la muerte, y una alquimia sorprendente.

Lo que refleja un espejo. Una comedia "picante" ubicada en un circo que resulta muy amena, aunque (en mi caso) fue sencillo anticipar la simpática sorpresa final.

La misma moneda. Un tema clásico como el de la guera y la deshumanización de los soldados, llevada a un extremo sorprendente y curioso a la par.


Y para acabar una última anotación, aunque no por ello menos importante. Y es el significado de esta obra para el fandom steampunk. Porque, como el propio Janaceck dice en la apertura del libro, no es éste un universo que quiera reservarse para sí mismo. Con Crónicas de Lejana nos pone en la mano un breve portulano en el que faltan muchas costas por explorar, sí, pero el portal sigue abierto para todos aquellos dispuestos a volar hasta allí. Cualquier aficionado puede ayudar a poblar esas islas, bosques y mares, multiplicando las maravillas que nos han mostrado. Si algo tiene de precioso este libro es que, al igual que el Ithilien que regenta su autor, se ofrece como un punto de reunión para todos aquellos que sueñan con un siglo XIX distinto al que muestran los libros de historia. Y sería una pena que se desaprovechara esa oportunidad.


jueves, 17 de diciembre de 2015

Los "Cuentos Cuánticos" (8)

Continuando con esta particular sección del blog, llegamos hoy al artículo que supone su ecuador. Espero que, hasta ahora, os esté resultando interesante y que la sigáis disfrutando durante los ocho episodios que aún faltan por publicar. En este caso, y para no enredarme por más tiempo en este soliloquio, el relato del que quiero hablar es La sirenita (en la que decidí que sería su versión "de género" más acertada). 

Dado el final trágico de la versión clásica (la sirenita muriendo y transformándose en espuma de mar), era obvio que este cuento no daba pie a pergeñar ningún epílogo que pudiera recuperar a su protagonista. Pero la búsqueda de un género literario en el que encajase su trama resultó de lo más sencillo. Al fin y al cabo, bastó con preguntarme "¿quién podría escribir la historia de un ser que sale de las profundidades del mar y busca el corazón de un hombre?", y la respuesta apareció casi al instante: H. P. Lovecraft

Escribir el relato no fue tan sencillo. En un principio, estuve barruntando la manera de que esta sirenita se ajustase a las características de alguna de las criaturas malévolas, de origen marino, que pueblan los relatos del "genio de Providence". Sin embargo, no había ninguna solución que me dejase satisfecho. Y, de hecho, me temo que el tono del relato sólo se ajustó cuando me senté y empecé a escribir; porque, de forma un tanto inconsciente, aquella historia acabó por recordarme a uno mis relatos favoritos de Lovecraft: El extraño.

También debo reconocer que, más que un relato de terror, en su mayoría se desarrolla bajo un clima de melancolía que impide hacer un paralelismo directo con el autor homenajeado. Pero una vez terminado, me gustaba tanto el resultado que no pude desecharlo; de modo que procuré hacer retoques para acentuar las "pistas" sobre quién había sido mi inspiración. Es por eso que, aunque me alegra leer los comentarios de quienes me dicen que les ha conmovido, en mi interior lamento no haber ofrecido un homenaje mejor a este puntal del terror gótico.

Lo curioso es que se ha convertido también en el relato que, según mi principal "lector beta", marcó un cambio evidente en mi estilo de redacción. A pesar de haber utilizado protagonistas femeninos en otras narraciones, éste le pareció mucho más increíble y consistente. No sólo porque estuviera escribiendo desde su punto de vista si no, también, porque se expresaba de un modo más apropiado. Porque había conseguido meterme en la psicología del personaje y reflejarla en el texto. Algo que, si no me he equivocado, ha colaborado a que el trágico final de la historia halla causado alguna lágrima que otra.

Al igual que otros relatos, y como ya he dicho con anterioridad, el primer borrador no sufrió demasiados cambios después de pasar por los lectores beta. Salvo correcciones de fallos menores, no hubo apenas sugerencias. Aunque, de haber pedido que lo calificasen por su proximidad al ciclo de Los mitos de Cthulhu, es probable que la satisfacción hubiese sido menor...

En cualquier caso, y a pesar de las "carencias" que yo le encuentro, reconozco que le tengo cariño y algún día, en un futuro cercano, espero poder redactar una versión "mejorada", con la que acercarme más al propósito con el que inicié la redacción del manuscrito original.

Y eso es todo por hoy. La próxima semana espero traeros un nuevo artículo para esta sección, e ir afrontando su inevitable final durante el primer trimestre del año que ya casi está aquí.

Un saludo. 



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martes, 15 de diciembre de 2015

Mirando hacia delante

Como algunos amigos/as acostumbran a decir que soy un tremendista a la hora de encajar malos resultados (cuando no me tachan de forma directa de "quejica"), este año no voy a repasar los resultados literarios del 2015 y, en su lugar, intentaré comentar los proyectos que ya tengo en mente y/o me gustaría llevar a buen puerto.

Redes sociales: Dando por supuesto que la mayoría de quienes seguís este blog también me tenéis "localizado" en Facebook, no creo que haga mucha falta mencionar el último cambio que he llevado a cambio: trasladar toda mi actividad de escritor a una página profesional, dejando mi perfil tan sólo como un medio para interactuar en los grupos a los que me he ido uniendo durante este tiempo (o los que me pudieran interesar en el futuro). Aparte de los habituales anuncios sobre publicaciones y eventos, el primer elemento novedoso que podéis encontraros son lo que yo llamo, a título personal, "cuentos dispersos"; relatos breves que ya había publicado con anterioridad en internet o revistas, recuperados así y reunidos junto con otras historias inéditas. Mi propósito es mostrar a los lectores registros distintos a los que ya conocen de mí (steampunk, ci-fi, thriller) y acumular suficientes textos como para poder preparar una versión ampliada del  Semillas de tinta y papel.

Además, pensando en reactivar la frecuencia de publicación del blog (y olvidar la "sequía" que ha supuesto este año), para el 2016 voy a recuperar una de las secciones fijas: las entrevistas. En esta ocasión, eso sí, voy a cambiar el foco para centrarme en una serie de personajes que ya no serán escritores (aunque, como siempre, confío en que sus respuestas sirvan de ayuda a los aficionados a la escritura que frecuentan el blog). La verdad es que no sabía muy bien cómo iban a reaccionar los susodichos a mi propuesta de interrogatorio, pero la respuesta ha sido muy favorable, así que estoy considerando la posibilidad de seguir tanteando campos del mundo editorial que había dejado aparte hasta ahora. Que lo lleve adelante dependerá de la acogida que tenga esta propuesta...

(fuente de la imagen: flavorwire)

Escritura: Obviamente, también tengo en mente desarrollar alguna obra nueva. El primero de esos proyectos es una colección de cuentos "de tintes turbios". Mi intención original, tras someterla al jurado de los lectores beta la pasada primavera, era dedicar el verano a repasarla y pulirla, con vistas a presentarla a las editoriales en otoño-invierno. Sin embargo, con la vorágine de convocatorias que me ocupó durante la temporada estival, esa idea no pudo cumplirse. Y, de hecho, descubrí un concurso para colecciones de relatos tan llamativo que me resultó imposible resistir la tentación. De modo que acabé participando con parte del conjunto y, si hay suerte, serán publicados a través de este premio.

El siguiente proyecto, en el cual estoy trabajando ahora mismo, supondría volver a escribir una novela. Partiendo del texto que presenté a una de las convocatorias del verano (y a instancias de una persona que lo ha leído y cree que debería extenderlo), mi intención actual es procurar acercarme al centenar de páginas (al menos) y probar suerte luego con esta historia, en la que he intentado plasmar la influencia de uno de mis artistas cinematográficos favoritos. Ya he dicho alguna vez que soy relativamente supersticioso en cuanto a hablar de proyectos inacabados, de modo que me perdonaréis si no me extiendo mucho más en ello. 

Otra de las ideas que llevo barajando ya unos meses implica también a uno de los relatos que escribí durante el verano. Una historia bastante pulp, en la que reuní elementos de varias de mis series y películas favoritas: Warehouse 13, Sanctuary, El castillo ambulante, las películas de 007... en un universo que a los aficionados a la literatura de aventuras debería de gustarles (y si disfrutaron con la estética de los Sherlock de Guy Ritchie, o de Hellboy, aún más). Ya desde que lo hube acabado pensé que se trataba de un mundo muy rico y abierto a irlo explorando en sucesivas novelas cortas; pero no tenía claro que pudiera encontrar quién quisiera publicarlas. Sin embargo, una editorial ha anunciado de forma muy reciente su interés por publicar novelettes, y creo que voy a tantear con ellos la posibilidad de dar vida a ese plan. Lo cual, si hay suerte, me permitiría ir desarrollando ese particular universo poco a poco.

Y eso es todo lo que puedo avanzar a día de hoy sobre mis intenciones para el 2016. Por supuesto, imagino que irán surgiendo convocatorias en las que intentaré participar, y que quizá me surja algún otro proyecto o alguna de estas ideas acaba enterrada en un cajón. Pero eso ya os lo iré contando...

Un saludo.

jueves, 10 de diciembre de 2015

Los "Cuentos Cuánticos" (7)

Hoy toca un nuevo episodio de esta sección, en la que repaso el proceso creativo de los cuentos de Ni colorín, ni colorado. Y, aunque parezca mentira, ya casi han desfilado la mitad de ellos por aquí. En este caso, y siguiendo con la alternancia entre "epílogos" y "cuentos reubicados", vuelve a ser el turno de hablar sobre las ideas que me pasaron por la cabeza a la hora de imaginar un final menos alegre para otro cuento clásico. Así que he elegido uno de los que estoy más orgulloso: El Sastrecillo Valiente.

El camino que seguí para imaginar cómo habría sido la vida del Sastrecillo, después del final canónico, fue muy similar al del epílogo de Peter Pan: plantearme cuáles serían las consecuencias a largo plazo de sus hechos. Una idea que surgió casi de inmediato, además: en un mundo poblado por verdaderos gigantes, ¿cómo reaccionarían si alguien se dedicara a matar a los suyos? Y, si hay un relato en el libro que (en mi opinión) ejemplifique los finales trágicos de una forma más contundente, es éste.

Repasando ahora el concepto y la forma en que lo desarrollé, debería decir que lo que escribí se corresponde en parte a un western crepuscular. Al fin y al cabo tengo a un héroe que rehuye el pasado que le hizo famoso, ocultando su identidad al resto, y a un villano que llega para obligarle a empuñar de nuevo las armas. Y aunque este sastrecillo no alcanza el nivel del William Munny de Sin Perdón (una de mis películas favoritas de todos los tiempos), comparte con él bastantes cicatrices emocionales y ese "talento para matar" que los ha permitido sobrevivir tanto tiempo. Un aire trágico/melancólico que comparte, también, con el epílogo de Peter Pan; sólo que aquí no quedó hueco para un final esperanzador. Desde el mismo principio del relato estuvo teñido de sombras y, si acaso, será tarea de los lectores el imaginar al protagonista cabalgando hacia el sol poniente en el horizonte.

Aunque ya he dicho que éste es uno de mis relatos favoritos, no puedo negar que también estuvo entre los preferidos de los lectores beta. Salvo notas ortográficas o fallos menores, la única observación que me hicieron estuvo relacionada con la escena final. En esta ocasión, para sugerirme la posibilidad de extenderme en el momento del "duelo al sol" y hacer un repaso más extenso de las trágicas circunstancias en que ha ido cimentando su leyenda el héroe. Pero, por más que lo pudiera pensar, soy de la opinión de que es bueno dejar al lector que rellene los huecos con la información que se le ha dado. Así que no quise alargar un cuento que, tal y como estaba, me parecía suficientemente "redondo".

Y eso es todo lo que puedo contar. Así que os emplazo a volver la semana que viene para leer alguna anécdota sobre otro de los componentes de Ni colorín, ni colorado, y espero que animaros a pasearos por sus páginas.



Un saludo.



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jueves, 3 de diciembre de 2015

Los "Cuentos Cuánticos" (6)

Una semana más, toca escoger uno de los relatos de Ni colorín, ni colorado y desvelaros confidencialidades respecto a su creación. Hoy, repasando la lista de cuentos que adapté a otros géneros literarios, me he decidido por una de las rara avis de la colección: El libro de la selva.

Desde luego, seguro que habrá unos cuantos que me dirán que esta historia no es un cuento clásico "en sensu estricto".  y con razón. Pero, si me fijé en él, fue precisamente porque cualquier duda respecto a su naturaleza literaria se debe a la versión animada de Disney. Considero que este es uno de los casos evidentes en que una obra pasa por el "taller de chapa y pintura" del estudio, y a partir de ese momento se le coloca la etiqueta "para niños"; de tal modo que cualquiera de esos pequeños queda convencido de que la historia edulcorada que han visto es justo la que encontrarían en un libro.

Por eso, me interesaba recuperar el principio básico del relato; el niño salvaje criado entre lobos, y quise llevarlo al extremo. Lo cual hizo que me acordara de un texto previo, redactado para formar parte de un proyecto de novela de terror que nunca llegó más allá. Una historia en la Guerra del Pacífico donde un grupo de soldados se veían enfrentados a un monstruo horrible. Por aquel entonces el relato ya había pasado por un par de reescrituras, y formaba parte del grupo de "textos a aprovechar en concursos". De modo que lo saqué del cajón y comencé a hacer las correcciones necesarias para adaptarlo a la idea que tenía en mente.

De todas las modificaciones, la mayor de ellas afectó al momento histórico en el que tenía lugar. Decidí retrasarla hasta la época del Imperialismo Colonial, porque mi primera intención fue desarrollar la historia como un "epílogo" al cuento original. Después de todo, ese Mowgly siguiendo un impulso de atracción hacia los humanos y olvidando a los animales no era más que una manera de establecer la superioridad de lo civilizado sobre lo salvaje. Y yo estaba pensando en otros ejemplos más realistas de niños criados en la naturaleza (El pequeño salvaje, de Truffaut, en concreto), aunque sin olvidarme del tono de una novela de terror. Y como algún lector de las versiones previas me había señalado que "los monstruos dan más miedo si en realidad son humanos", procuré trabajar sobre el concepto de un Mowgly adulto. Un señor de la selva, desprovisto de todas las características bondadosas de un Tarzán. Una criatura dispuesta a matar para expulsar de su hogar a los invasores.

En la presentación del libro, Juan Antonio Román apuntó que el relato le había recordado al Aliens de Cameron. Y teniendo en cuenta mi admiración por esa película, no sería de extrañar que hubiera influenciado en mi narración. Desde luego, el ambiente claustrofóbico y cierta ambientación "alienígena" no le falta al relato. Aunque también ha habido quien, queriendo hilar más fino las comparaciones cinematográficas, le saca un mayor parecido con el primer Depredador (del cual también soy fan, para qué vamos a negarlo). 

Una vez acabado, sin embargo, se me planteó un gran problema: dónde ubicarlo. Mi primera intención, como ya he dicho, fue convertirlo en un epílogo. Pero esta idea chocó con el hecho de que su lenguaje no era el de un cuento clásico, como ocurría en los demás relatos. Al final, había resultado más bien como una versión oscura y retorcida del cuento de Kipling. Una novela de terror en la época victoriana. Y debido a eso fue por lo que acabó entre los Reflejos del espejo cuántico

En cuanto a la opinión de los lectores, poco tengo que contar, ya que este ha sido uno de los cuentos que mejores críticas ha cosechado desde el principio. Aunque ese éxito deviene con total seguridad de las sucesivas reescrituras y pulidos que traía de antes. Si acaso, hubo quien me pidió cambiar el final por uno menos abierto (algo complicado, dado que es una solución que empieza a ser parte de mi estilo). Pero, por otro lado, debo confesar que no es uno de mis favoritos. Más allá del normal orgullo que todos sentimos cuando sabemos que a alguien le ha gustado una obra que has creado tú, no le doy mayor importancia. Y supongo que eso se debe a que no me supuso el mismo esfuerzo creativo de otros relatos, a los que sólo pude ponerles el punto final después de estrujarme las neuronas.

Y eso es todo. Espero que os haya resultado interesante, y os emplazo a seguir descubriendo cómo fue el proceso de escritura de Ni colorín, ni colorado.

Un saludo.



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