viernes, 17 de julio de 2015

El valor del elogio

Este es un artículo que lleva ya tiempo escrito, esperando que lo rescate de mi cuaderno de borradores. De hecho, en una reciente charla para universitarios hablé largo y tendido sobre el tema del que trata. Pero nunca encontraba el momento para publicarlo. Y aunque para muchos no suponga más que la constatación de una obviedad, creo que sí puede serle de ayuda a los recién llegados al mundillo literario. Porque al final, como dice el refrán, lo más importante es que se hable de tu obra. Aunque no sea tan bien como querrías.

Para empezar, merece la pena hacer una advertencia a los autores que van a publicar por primera vez: alégrate por cada artículo que comente tu libro, porque lo normal es que veas pocos. En mi corta experiencia como escritor me apena decir que varios de los libros que he publicado con editoriales tradicionales luego han sido poco o nada publicitados en blogs y/o webs de literatura (salvo en los propios de los escritores que habíamos participado). Lo cual, básicamente, significa que esas obras son desconocidas para el público y tus potenciales lectores. Hablando en plata, es como si no existieran.

Precisamente en la última Hispacon pude asistir a una charla sobre los blogs literarios y su influencia, en la cual se explicó el problema derivado del boom de esta clase de páginas: una gran dispersión del público objetivo y muchas dificultades para identificar blogs "de referencia" para el género de cada obra. Allí también se postuló que este modelo no podía continuar (sobre todo, por culpa de las motivaciones "picarescas" de aquellos que están usando el blog como medio para conseguir libros gratis y el "endiosamiento" de otros), aunque personalmente creo que el modelo se está regulando solo. Al fin y al cabo, la vida de cualquier blog depende del tiempo que se le pueda dedicar, y de lo que tarde su autor en aburrirse de actualizarlo. Y si eso ocurre con aquellos que se hacen por puro ocio, qué decir de los que se convierten en una tarea...

Dejando esto a un lado, el hecho es que no todas las editoriales hacen uso de esos medios (lo que, de una forma un tanto ruda, se puede traducir por que no se molestan en hacer promoción de sus libros), y que, dependiendo luego de la filosofía de los mismos, el resultado variará ostensiblemente.

Blogs de Novedades. En algunos casos, el blog actúa sólo como un "boletín de novedades". Lo único que obtendrás será una nota en la que reproducirán la sinopsis del libro, y te alegrarás de que sea tan llamativa como para picar la curiosidad de los lectores; porque lo normal es que ni siquiera los seguidores de estos blogs comenten los libros. Sí, son útiles para dar constancia de que la obra existe. Pero no creo que ayuden mucho a vender libros (a los autores noveles).

Blogs Críticos. Ya sea corto o largo, éste es el tipo de artículo que todos deseamos encontrarnos. Mi opinión es que, a la hora de decidir si va a leer o no una obra, el lector necesita recibir un amable empujón. Y que éste es aún más necesario cuando se trata de comprar libros de autores nuevos, ya que ni una portada llamativa ni una sinopsis sugerente bastan para sortear la principal duda que le surge a todo lector potencial: ¿me gustará lo que ha escrito este autor, o cómo lo ha escrito? Pregunta que, sin más datos, es posible que se resuelva de forma negativa. Por eso insisto en que las reseñas son mejores si incluyen la opinión de quien se ha leído el libro. Sobre todo porque los seguidores de estos blogs acostumbran a ser aficionados al género del que habla su autor y, como nos ocurre con algunos amigos, se fíen de su opinión porque en el pasado ya han comprobado que tienen gustos afines; así que "si a él/ella le ha gustado, a mí me gustará". Eso es lo que hace tan importante la crítica elogiosa para un autor novel (no quiero caer en tópicos, pero es obvio que los autores consagrados no dependen de una buena crítica porque ya disponen de un grupo de seguidores que, muy probablemente, compren su libro aunque sea sólo por costumbre). 

Por supuesto, también hay que estar mentalizado de que no todo lo que se diga de tu libro va a gustarte. Y que ni siquiera entre tus críticos van a coincidir respecto a qué les gusta y qué les parece mejorable (aunque es bueno tomar nota de los comentarios, sobre todo si se repiten de un lector a otro). Pero cualquiera de esas críticas tendrá más influencia en la decisión de comprar un ejemplar de tu libro que una simple sinopsis.


Como ya he dicho, esta tarea de dar a conocer la obra suele considerarse como una obligación de las editoriales y muchos damos por supuesto que harán llegar ejemplares a blogs, revistas, webs, etc... Pero no todos se toman esa molestia. Así que podría resultar interesante el tomar parte activa en la difusión de tu obra, indicando al editor blogs "de referencia" o, en última instancia, preocupándote tú mismo de hacerles llegar un ejemplar. Y si eres uno de los locos que ha optado por autoeditarse, es obvio que tendrás que ocuparte por tu cuenta de hacer la promoción. Encontrar blogs abiertos a recibir libros autoeditados no es fácil, pero tampoco es imposible. Rastreando en los buscadores seguro que encuentras algunos que toquen el género sobre el que has escrito (no olvides que tu prioridad debe ser contactar con tu público objetivo), y luego basta ponerse en contacto con ellos y comprobar si le darían una oportunidad a tu libro.

Para terminar, quiero recordar que todo lo anterior es sólo una advertencia para nuevos autores, con la idea de que tengan un conocimiento (aunque sea muy somero) sobre los problemas que se pueden encontrar en el momento en que parece que "lo más difícil está hecho". Porque, por un extraño contrasentido, conseguir publicar no implica que vayas a ser leído (que, al final, es lo que uno busca cuando se pone a escribir). Algo contra lo que conviene estar prevenido, para no dejar que la ilusión por haber firmado un contrato de edición nos ciegue. Llegar a las estanterías de las librerías (incluso las virtuales) no es más que la mitad del camino; y casi me atrevería a decir que es fácil en comparación con lo complicado que puede resultar el encontrar al público de tu obra.

Pero con esfuerzo e ilusión, todo es posible.

jueves, 16 de julio de 2015

Reflexiones y consideraciones veraniegas

Ahora que ya hemos consumido la mitad de este 2015, y Ni colorín, ni colorado lleva unos meses de singladura en libertad, he pensado que sería una buena ocasión para repasar lo que ha dado de sí el año hasta este momento.

Para empezar, reconozco que mi nivel de participación en recopilaciones de relatos está flojeando bastante. Después de la publicación de Ácronos 3 y The best of Spanish Steampunk, el próximo libro en el que se me podrá leer será Mil palabras: Terror, una obra que ha sufrido multitud de visicitudes antes de ponerse a la venta, y que finaliza con mi lista de libros "pendientes de publicarse". De todos modos, aún confío en estar en la lista de seleccionados para Alambre de letras 2 y, si no se me atragantan los plazos de entrega, hay cuatro convocatorias relacionadas con el terror y el steampunk en las que espero acabar tomando parte también (aunque dudo que todas se publiquen en este año y poder conservar así la progresión que comencé en 2013).

Por otro lado, la promoción de Ni colorín, ni colorado continúa ocupando buena parte de mi tiempo. Y aunque de momento sólo se han publicado cinco críticas (El escritorio del buho, Learning true, Libros prohibidos, Los cuentos de vaho, y Ana Katzen), espero que las reseñas pendientes vayan llegando con el final de las vacaciones de verano (acompañadas de alguna entrevista en radio) y para el otoño saber qué opinión se ha ganado de los críticos. A ese respecto mantengo el optimismo, ya que los comentarios recibidos han sido casi todos positivos. Aunque, eso sí, la mayoría le encuentran al libro un mismo "defecto": la brevedad de los relatos. Mi habitual tendencia a sintetizar habría jugado en mi contra, pues la recopilación se lee tan fácil y tan deprisa que no llega a paladearse. Más que leerla, estarían engulléndola como una bolsa de pipas. Así que, a partir de ahora, procuraré advertir a todos los lectores para que se dosifiquen el contenido, confiando en que de ese modo la experiencia resulte más satisfactoria.

(fotografía de Helen Levitt)

Aparte, y aunque cada vez soy más supersticioso respecto a hablar de proyectos "en construcción", quisiera tener lista una nueva colección de relatos antes de que acabe el año. Y por acabada me refiero a repasada, corregida y puesta "en limpio", ya que mi idea (o mi ilusión, según quiera verse) es la de encontrar una editorial con la que poder publicarla en el formato tradicional; lo cual, conociendo los tiempos de espera necesarios para obtener una respuesta, significa que los resultados no deberían conocerse hasta el 2016 (como poco). Pero lo cierto es que después de los comentarios recibidos de los "lectores cero", me niego a perder la esperanza de que un editor vuelva a apostar para publicar conmigo en solitario.

Para acabar, sólo una nota breve respecto a "planes en el futuro". Y es que, aunque este año volveré a quedarme con las ganas de conocer el casi mítico ambiente del Celsius 232, tengo la vista puesta en otros dos encuentros a los que espero poder acudir (y quien sabe si hasta podré colaborar): la Semana Gótica de Madrid (ahora casi cita obligada, siendo miembro de ESMATER y NOCTE); y la Hispacon, que se va a celebrar en Granada (aunque aún ignoro en qué fechas). Igualmente, mi experiencia con el curso de escritura del Hotel Kafka (bajo la tutela del inigualable Eloy Tizón) ha hecho que me plantee la posibilidad de cursar alguno de los Máster de Escritura Creativa que comienzan en otoño. Por ver si así acabamos de eliminar las aristas que aún le quedan a mi estilo...

Y ese, a grandes rasgos, es el resumen de estos últimos seis meses. Con un poco de suerte, para Diciembre espero escribir el gemelo de este artículo y confirmar en él que he tenido éxito en todos los proyectos que he comentado. A ver si es verdad...