jueves, 24 de diciembre de 2015

Los "Cuentos Cuánticos" (9)

Aunque la Navidad ya ha llegado, no quiero frenar el ritmo de publicaciones en el blog. Por eso, hoy os traigo otra "radiografía" de un relato de Ni colorín, ni colorado. En este caso, pormenores y curiosidades en torno al proceso de escritura de mi final alternativo para Aladino.

Este relato, y el que le dediqué a Jack (el de las habichuelas mágicas), tienen varios paralelismos que, de un modo u otro, acabaron llevándome hacia soluciones emparentadas. La figura del pillo que obtiene de pronto una riqueza inmensa, y que así cambia su posición en la sociedad, me hizo pensar en ambos casos en la figura del "nuevo rico". Si se les pone uno junto al otro, debajo de todas las galas volveremos a encontrarnos con Jack el oportunista y Aladino el ladrón del bazar. Ninguno de los dos, a pesar de su picardía innata, me sugería que fueran capaces de administrar el éxito obtenido. De modo que, al pensar en su futuro, supuse que sería esa misma riqueza la que estaría en el origen de cualquier desgracia.

En el caso de Aladino debía manejar además un concepto muy interesante: el hecho de que toda esa enorme fortuna provenga de la materialización de los deseos que él formula. Por eso, el punto básico del que partí a la hora de plantearme el relato fue "¿qué podría ir mal, cuando todos mis deseos se pueden cumplir?". Teniendo eso en cuenta, no parecía fácil imaginar un porvenir oscuro en el horizonte de Aladino. ¿Qué mal sería capaz de arruinar la felicidad que el genio le había otorgado? Pero la solución se podía encontrar con tan sólo replantear la pregunta: ¿cómo reaccionaría alguien a quien se la están haciendo realidad cualquiera de sus deseos, si dejase de conseguirlo? Y por ahí fui logrando dar forma a la historia que acabó llegando al libro.

No quiero explayarme demasiado en la descripción de la trama, porque podría estropearle el final a los posibles lectores que lo aborden en el futuro. Tan sólo añadiré que este Aladino maduro me llegó como una persona amargada y rencorosa, olvidado ya su espíritu heroico (de nuevo, como alguna amistad insinuaría, dejando que me influya mi vena pesimista respecto al futuro de quien obtiene un poder que no está preparado para manejar). Aunque, a la hora de plantearme el conflicto final, sí tuve que dar algunas vueltas en torno a las motivaciones que habían llevado a mi personaje hasta allí. Como suele ocurrir a veces, había partido de una idea un tanto vaga a la hora de construir los traumas internos, y en el momento culminante necesitaba concretarlos para que el lector comprendiese bien la transformación del personaje. Pero, dadas las inexistentes quejas al respecto, me considero bastante satisfecho con la solución que encontré.

En cuanto a la redacción del relato, comentar sobre todo el particular empeño que me tomé a la hora de escribir el párrafo inicial de la historia. Dado que no quería mostrar de un modo explícito la ambientación exótica del relato original, procuré crear un texto capaz de ir sugiriendo al lector las imágenes de ese lejano oriente de cuento; todo mediante esa introducción, concebida como un trayecto "sensorial", para lo cual me inspiré en un ejercicio de estilo de un taller literario que consistía en hacer un recorrido por un mercado medieval. Como una curiosidad adicional diré que, teniendo en cuenta el esfuerzo que estaba realizando entonces por reducir las florituras lingüísticas al escribir, ahí se puede encontrar una de las pocas concesiones que me dí para dejar rienda suelta a mi vena poética. Pero es que la ocasión me pareció totalmente propicia. 

El resto de la historia, y aquí me tocará ya empezar a hablar de críticas y sugerencias de los lectores, se construyó a través de ese habitual juego de insinuaciones y sugerencias que me suele gustar poner en práctica. Una táctica que tuvo bastante éxito, porque sé de primera mano que más de uno tuvo dudas sobre la identidad real de los protagonistas. Aunque también recibí alguna queja por la brevedad del relato. Como siempre, porque deseaban que echase un poco hacia atrás la cámara con la que estaba enfocando ese mundo "sugerido" y les mostrase una visión de conjunto mucho mas amplia. Aparte de eso, los lectores beta se limitaron a señalar algunos detalles en la trama que resultaban confusos, o que provocaban incongruencias en el texto, pero no hubo que hacer grandes cambios para llegar a la versión final que podéis leer ahora.

Y hasta aquí puedo escribir. Así que toca despedirme, prometiendo nuevos artículos para la semana que viene, y desearos una muy feliz Navidad a todos.

Un saludo. 



(Ni colorín, ni colorado se puede adquirir en formato físico o digital en Amazon. Y si vives en Madrid y prefieres echarle un ojo antes, pásate por Generación-X Carranza).


(Aquellos que vayan a leerlo, tengan en cuenta la prescripción facultativa del autor: para disfrutar los relatos en su justa medida, no lean más de dos al día. Igual que las bolsas de caramelos, si se lo tragan de una sentada es posible que se les empache).

martes, 22 de diciembre de 2015

"Faraway: Crónicas de Lejana" de Janaceck Jadehierro

No suelo hacer reseñas sobre obras de autores a los que conozco en persona. Me preocupa que mis comentarios pueden herir sensibilidades y tener que afrontar algún reproche (ya fuera virtual o cara a cara). Digo esto para señalar lo extraordinario de estar redactando una crítica sobre la obra de alguien que es, cuando menos, un conocido por el que siento un gran aprecio.

Crónicas de Lejana es una colección de relatos steampunk, pero esta etiqueta debería considerarse como algo destinado tan sólo a saciar el espíritu catalogador del mundo editorial. Lejana es un mundo steampunk, sí, pero los relatos que nos ofrece el libro están más centrados en las personas que lo habitan que en las maravillas que lo cubren de vapor. En ese sentido creo que, los lectores de la ciencia ficción especulativa clásica que le den una oportunidad al libro, se encontrarán paladeando estructuras y propuestas que les resultarán conocidas.

El rasgo principal de este libro es la diversidad. Janaceck ha acometido cada cuento desde una perspectiva distinta, y eso ha ayudado no sólo a hacer amena su lectura, si no que da como resultado una radiografía de ese mundo con el que lleva años fantaseando. Humor, historias detectivescas, fantasía científica, drama social... su microscopio va fijándose en aventureros, máquinas pensantes, artistas, aspirantes a mesias o criminales, de modo que logramos atisbar el desarrollo de esta peculiar sociedad colonial hasta formarnos una idea de conjunto (incompleta, eso sí) del vasto universo que orbita en la cabeza de su creador. Es probable que hay quien le reproche no haber sido más espléndido (y minucioso) con los datos que aporta en los relatos, pero eso también es parte de su gracia.


Puestos a elegir algunas de las historias para ejemplificar todo lo que he dicho, mi selección estaría compuesta por: 

Una carambola de billar francés. Historia que respira aromas de novela negra, con uno de esos protagonistas para los que ya no hay posibilidad de redención, pero aún están dispuestos a salvar otras almas de su mismo destino.

Un milagro. Otro relato curioso, que acaba escarbando en ese terrible lado de la humanidad que nos empuja a veces a hacer el mal "por un bien superior".

El experimento. Ejemplo de ci-fi especulativa trasplantada al steampunk, que recordará a relatos clásicos sobre la investigación de la IA.

El valor de lo sencillo. Si digo que es un chiste, podría considerarse una ofensa. Pero la brevedad y el hilarante final de esta historia sobre un curioso inventor no pueden ser descritos de otra manera.

Finis Terrae. Otro ejemplo de ci-fi especulativa, con un toque de humor negro que combina la avaricia, el negocio de la muerte, y una alquimia sorprendente.

Lo que refleja un espejo. Una comedia "picante" ubicada en un circo que resulta muy amena, aunque (en mi caso) fue sencillo anticipar la simpática sorpresa final.

La misma moneda. Un tema clásico como el de la guera y la deshumanización de los soldados, llevada a un extremo sorprendente y curioso a la par.


Y para acabar una última anotación, aunque no por ello menos importante. Y es el significado de esta obra para el fandom steampunk. Porque, como el propio Janaceck dice en la apertura del libro, no es éste un universo que quiera reservarse para sí mismo. Con Crónicas de Lejana nos pone en la mano un breve portulano en el que faltan muchas costas por explorar, sí, pero el portal sigue abierto para todos aquellos dispuestos a volar hasta allí. Cualquier aficionado puede ayudar a poblar esas islas, bosques y mares, multiplicando las maravillas que nos han mostrado. Si algo tiene de precioso este libro es que, al igual que el Ithilien que regenta su autor, se ofrece como un punto de reunión para todos aquellos que sueñan con un siglo XIX distinto al que muestran los libros de historia. Y sería una pena que se desaprovechara esa oportunidad.


jueves, 17 de diciembre de 2015

Los "Cuentos Cuánticos" (8)

Continuando con esta particular sección del blog, llegamos hoy al artículo que supone su ecuador. Espero que, hasta ahora, os esté resultando interesante y que la sigáis disfrutando durante los ocho episodios que aún faltan por publicar. En este caso, y para no enredarme por más tiempo en este soliloquio, el relato del que quiero hablar es La sirenita (en la que decidí que sería su versión "de género" más acertada). 

Dado el final trágico de la versión clásica (la sirenita muriendo y transformándose en espuma de mar), era obvio que este cuento no daba pie a pergeñar ningún epílogo que pudiera recuperar a su protagonista. Pero la búsqueda de un género literario en el que encajase su trama resultó de lo más sencillo. Al fin y al cabo, bastó con preguntarme "¿quién podría escribir la historia de un ser que sale de las profundidades del mar y busca el corazón de un hombre?", y la respuesta apareció casi al instante: H. P. Lovecraft

Escribir el relato no fue tan sencillo. En un principio, estuve barruntando la manera de que esta sirenita se ajustase a las características de alguna de las criaturas malévolas, de origen marino, que pueblan los relatos del "genio de Providence". Sin embargo, no había ninguna solución que me dejase satisfecho. Y, de hecho, me temo que el tono del relato sólo se ajustó cuando me senté y empecé a escribir; porque, de forma un tanto inconsciente, aquella historia acabó por recordarme a uno mis relatos favoritos de Lovecraft: El extraño.

También debo reconocer que, más que un relato de terror, en su mayoría se desarrolla bajo un clima de melancolía que impide hacer un paralelismo directo con el autor homenajeado. Pero una vez terminado, me gustaba tanto el resultado que no pude desecharlo; de modo que procuré hacer retoques para acentuar las "pistas" sobre quién había sido mi inspiración. Es por eso que, aunque me alegra leer los comentarios de quienes me dicen que les ha conmovido, en mi interior lamento no haber ofrecido un homenaje mejor a este puntal del terror gótico.

Lo curioso es que se ha convertido también en el relato que, según mi principal "lector beta", marcó un cambio evidente en mi estilo de redacción. A pesar de haber utilizado protagonistas femeninos en otras narraciones, éste le pareció mucho más increíble y consistente. No sólo porque estuviera escribiendo desde su punto de vista si no, también, porque se expresaba de un modo más apropiado. Porque había conseguido meterme en la psicología del personaje y reflejarla en el texto. Algo que, si no me he equivocado, ha colaborado a que el trágico final de la historia halla causado alguna lágrima que otra.

Al igual que otros relatos, y como ya he dicho con anterioridad, el primer borrador no sufrió demasiados cambios después de pasar por los lectores beta. Salvo correcciones de fallos menores, no hubo apenas sugerencias. Aunque, de haber pedido que lo calificasen por su proximidad al ciclo de Los mitos de Cthulhu, es probable que la satisfacción hubiese sido menor...

En cualquier caso, y a pesar de las "carencias" que yo le encuentro, reconozco que le tengo cariño y algún día, en un futuro cercano, espero poder redactar una versión "mejorada", con la que acercarme más al propósito con el que inicié la redacción del manuscrito original.

Y eso es todo por hoy. La próxima semana espero traeros un nuevo artículo para esta sección, e ir afrontando su inevitable final durante el primer trimestre del año que ya casi está aquí.

Un saludo. 



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martes, 15 de diciembre de 2015

Mirando hacia delante

Como algunos amigos/as acostumbran a decir que soy un tremendista a la hora de encajar malos resultados (cuando no me tachan de forma directa de "quejica"), este año no voy a repasar los resultados literarios del 2015 y, en su lugar, intentaré comentar los proyectos que ya tengo en mente y/o me gustaría llevar a buen puerto.

Redes sociales: Dando por supuesto que la mayoría de quienes seguís este blog también me tenéis "localizado" en Facebook, no creo que haga mucha falta mencionar el último cambio que he llevado a cambio: trasladar toda mi actividad de escritor a una página profesional, dejando mi perfil tan sólo como un medio para interactuar en los grupos a los que me he ido uniendo durante este tiempo (o los que me pudieran interesar en el futuro). Aparte de los habituales anuncios sobre publicaciones y eventos, el primer elemento novedoso que podéis encontraros son lo que yo llamo, a título personal, "cuentos dispersos"; relatos breves que ya había publicado con anterioridad en internet o revistas, recuperados así y reunidos junto con otras historias inéditas. Mi propósito es mostrar a los lectores registros distintos a los que ya conocen de mí (steampunk, ci-fi, thriller) y acumular suficientes textos como para poder preparar una versión ampliada del  Semillas de tinta y papel.

Además, pensando en reactivar la frecuencia de publicación del blog (y olvidar la "sequía" que ha supuesto este año), para el 2016 voy a recuperar una de las secciones fijas: las entrevistas. En esta ocasión, eso sí, voy a cambiar el foco para centrarme en una serie de personajes que ya no serán escritores (aunque, como siempre, confío en que sus respuestas sirvan de ayuda a los aficionados a la escritura que frecuentan el blog). La verdad es que no sabía muy bien cómo iban a reaccionar los susodichos a mi propuesta de interrogatorio, pero la respuesta ha sido muy favorable, así que estoy considerando la posibilidad de seguir tanteando campos del mundo editorial que había dejado aparte hasta ahora. Que lo lleve adelante dependerá de la acogida que tenga esta propuesta...

(fuente de la imagen: flavorwire)

Escritura: Obviamente, también tengo en mente desarrollar alguna obra nueva. El primero de esos proyectos es una colección de cuentos "de tintes turbios". Mi intención original, tras someterla al jurado de los lectores beta la pasada primavera, era dedicar el verano a repasarla y pulirla, con vistas a presentarla a las editoriales en otoño-invierno. Sin embargo, con la vorágine de convocatorias que me ocupó durante la temporada estival, esa idea no pudo cumplirse. Y, de hecho, descubrí un concurso para colecciones de relatos tan llamativo que me resultó imposible resistir la tentación. De modo que acabé participando con parte del conjunto y, si hay suerte, serán publicados a través de este premio.

El siguiente proyecto, en el cual estoy trabajando ahora mismo, supondría volver a escribir una novela. Partiendo del texto que presenté a una de las convocatorias del verano (y a instancias de una persona que lo ha leído y cree que debería extenderlo), mi intención actual es procurar acercarme al centenar de páginas (al menos) y probar suerte luego con esta historia, en la que he intentado plasmar la influencia de uno de mis artistas cinematográficos favoritos. Ya he dicho alguna vez que soy relativamente supersticioso en cuanto a hablar de proyectos inacabados, de modo que me perdonaréis si no me extiendo mucho más en ello. 

Otra de las ideas que llevo barajando ya unos meses implica también a uno de los relatos que escribí durante el verano. Una historia bastante pulp, en la que reuní elementos de varias de mis series y películas favoritas: Warehouse 13, Sanctuary, El castillo ambulante, las películas de 007... en un universo que a los aficionados a la literatura de aventuras debería de gustarles (y si disfrutaron con la estética de los Sherlock de Guy Ritchie, o de Hellboy, aún más). Ya desde que lo hube acabado pensé que se trataba de un mundo muy rico y abierto a irlo explorando en sucesivas novelas cortas; pero no tenía claro que pudiera encontrar quién quisiera publicarlas. Sin embargo, una editorial ha anunciado de forma muy reciente su interés por publicar novelettes, y creo que voy a tantear con ellos la posibilidad de dar vida a ese plan. Lo cual, si hay suerte, me permitiría ir desarrollando ese particular universo poco a poco.

Y eso es todo lo que puedo avanzar a día de hoy sobre mis intenciones para el 2016. Por supuesto, imagino que irán surgiendo convocatorias en las que intentaré participar, y que quizá me surja algún otro proyecto o alguna de estas ideas acaba enterrada en un cajón. Pero eso ya os lo iré contando...

Un saludo.

jueves, 10 de diciembre de 2015

Los "Cuentos Cuánticos" (7)

Hoy toca un nuevo episodio de esta sección, en la que repaso el proceso creativo de los cuentos de Ni colorín, ni colorado. Y, aunque parezca mentira, ya casi han desfilado la mitad de ellos por aquí. En este caso, y siguiendo con la alternancia entre "epílogos" y "cuentos reubicados", vuelve a ser el turno de hablar sobre las ideas que me pasaron por la cabeza a la hora de imaginar un final menos alegre para otro cuento clásico. Así que he elegido uno de los que estoy más orgulloso: El Sastrecillo Valiente.

El camino que seguí para imaginar cómo habría sido la vida del Sastrecillo, después del final canónico, fue muy similar al del epílogo de Peter Pan: plantearme cuáles serían las consecuencias a largo plazo de sus hechos. Una idea que surgió casi de inmediato, además: en un mundo poblado por verdaderos gigantes, ¿cómo reaccionarían si alguien se dedicara a matar a los suyos? Y, si hay un relato en el libro que (en mi opinión) ejemplifique los finales trágicos de una forma más contundente, es éste.

Repasando ahora el concepto y la forma en que lo desarrollé, debería decir que lo que escribí se corresponde en parte a un western crepuscular. Al fin y al cabo tengo a un héroe que rehuye el pasado que le hizo famoso, ocultando su identidad al resto, y a un villano que llega para obligarle a empuñar de nuevo las armas. Y aunque este sastrecillo no alcanza el nivel del William Munny de Sin Perdón (una de mis películas favoritas de todos los tiempos), comparte con él bastantes cicatrices emocionales y ese "talento para matar" que los ha permitido sobrevivir tanto tiempo. Un aire trágico/melancólico que comparte, también, con el epílogo de Peter Pan; sólo que aquí no quedó hueco para un final esperanzador. Desde el mismo principio del relato estuvo teñido de sombras y, si acaso, será tarea de los lectores el imaginar al protagonista cabalgando hacia el sol poniente en el horizonte.

Aunque ya he dicho que éste es uno de mis relatos favoritos, no puedo negar que también estuvo entre los preferidos de los lectores beta. Salvo notas ortográficas o fallos menores, la única observación que me hicieron estuvo relacionada con la escena final. En esta ocasión, para sugerirme la posibilidad de extenderme en el momento del "duelo al sol" y hacer un repaso más extenso de las trágicas circunstancias en que ha ido cimentando su leyenda el héroe. Pero, por más que lo pudiera pensar, soy de la opinión de que es bueno dejar al lector que rellene los huecos con la información que se le ha dado. Así que no quise alargar un cuento que, tal y como estaba, me parecía suficientemente "redondo".

Y eso es todo lo que puedo contar. Así que os emplazo a volver la semana que viene para leer alguna anécdota sobre otro de los componentes de Ni colorín, ni colorado, y espero que animaros a pasearos por sus páginas.



Un saludo.



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jueves, 3 de diciembre de 2015

Los "Cuentos Cuánticos" (6)

Una semana más, toca escoger uno de los relatos de Ni colorín, ni colorado y desvelaros confidencialidades respecto a su creación. Hoy, repasando la lista de cuentos que adapté a otros géneros literarios, me he decidido por una de las rara avis de la colección: El libro de la selva.

Desde luego, seguro que habrá unos cuantos que me dirán que esta historia no es un cuento clásico "en sensu estricto".  y con razón. Pero, si me fijé en él, fue precisamente porque cualquier duda respecto a su naturaleza literaria se debe a la versión animada de Disney. Considero que este es uno de los casos evidentes en que una obra pasa por el "taller de chapa y pintura" del estudio, y a partir de ese momento se le coloca la etiqueta "para niños"; de tal modo que cualquiera de esos pequeños queda convencido de que la historia edulcorada que han visto es justo la que encontrarían en un libro.

Por eso, me interesaba recuperar el principio básico del relato; el niño salvaje criado entre lobos, y quise llevarlo al extremo. Lo cual hizo que me acordara de un texto previo, redactado para formar parte de un proyecto de novela de terror que nunca llegó más allá. Una historia en la Guerra del Pacífico donde un grupo de soldados se veían enfrentados a un monstruo horrible. Por aquel entonces el relato ya había pasado por un par de reescrituras, y formaba parte del grupo de "textos a aprovechar en concursos". De modo que lo saqué del cajón y comencé a hacer las correcciones necesarias para adaptarlo a la idea que tenía en mente.

De todas las modificaciones, la mayor de ellas afectó al momento histórico en el que tenía lugar. Decidí retrasarla hasta la época del Imperialismo Colonial, porque mi primera intención fue desarrollar la historia como un "epílogo" al cuento original. Después de todo, ese Mowgly siguiendo un impulso de atracción hacia los humanos y olvidando a los animales no era más que una manera de establecer la superioridad de lo civilizado sobre lo salvaje. Y yo estaba pensando en otros ejemplos más realistas de niños criados en la naturaleza (El pequeño salvaje, de Truffaut, en concreto), aunque sin olvidarme del tono de una novela de terror. Y como algún lector de las versiones previas me había señalado que "los monstruos dan más miedo si en realidad son humanos", procuré trabajar sobre el concepto de un Mowgly adulto. Un señor de la selva, desprovisto de todas las características bondadosas de un Tarzán. Una criatura dispuesta a matar para expulsar de su hogar a los invasores.

En la presentación del libro, Juan Antonio Román apuntó que el relato le había recordado al Aliens de Cameron. Y teniendo en cuenta mi admiración por esa película, no sería de extrañar que hubiera influenciado en mi narración. Desde luego, el ambiente claustrofóbico y cierta ambientación "alienígena" no le falta al relato. Aunque también ha habido quien, queriendo hilar más fino las comparaciones cinematográficas, le saca un mayor parecido con el primer Depredador (del cual también soy fan, para qué vamos a negarlo). 

Una vez acabado, sin embargo, se me planteó un gran problema: dónde ubicarlo. Mi primera intención, como ya he dicho, fue convertirlo en un epílogo. Pero esta idea chocó con el hecho de que su lenguaje no era el de un cuento clásico, como ocurría en los demás relatos. Al final, había resultado más bien como una versión oscura y retorcida del cuento de Kipling. Una novela de terror en la época victoriana. Y debido a eso fue por lo que acabó entre los Reflejos del espejo cuántico

En cuanto a la opinión de los lectores, poco tengo que contar, ya que este ha sido uno de los cuentos que mejores críticas ha cosechado desde el principio. Aunque ese éxito deviene con total seguridad de las sucesivas reescrituras y pulidos que traía de antes. Si acaso, hubo quien me pidió cambiar el final por uno menos abierto (algo complicado, dado que es una solución que empieza a ser parte de mi estilo). Pero, por otro lado, debo confesar que no es uno de mis favoritos. Más allá del normal orgullo que todos sentimos cuando sabemos que a alguien le ha gustado una obra que has creado tú, no le doy mayor importancia. Y supongo que eso se debe a que no me supuso el mismo esfuerzo creativo de otros relatos, a los que sólo pude ponerles el punto final después de estrujarme las neuronas.

Y eso es todo. Espero que os haya resultado interesante, y os emplazo a seguir descubriendo cómo fue el proceso de escritura de Ni colorín, ni colorado.

Un saludo.



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viernes, 27 de noviembre de 2015

Los "Cuentos Cuánticos" (5)

Continuando con el repaso a los relatos incluidos en Ni colorín, ni colorado, esta semana le toca el turno a otro de los clásicos que pasó por el dulcificador prisma de Disney: La Bella Durmiente.

El mayor problema al que me enfrenté con este cuento fue el tono del mismo, que siempre me ha parecido bastante anodino (sobre todo en la versión animada, aunque los elementos "escabrosos" del relato clásico llegaban a lo excesivo). Eso, aparte del hecho de que la princesa resulte ser un personaje tan pasivo (debe haber pocos ejemplos tan literales de "princesa indefensa, aguardando la llegada de un príncipe que la rescate"). Y aunque Maléfica haya sido una de las villanas más interesantes de la historia, centrarme en ella habría ido en contra del espíritu de estos "epílogos". Por eso, y por otras razones que luego expondré, fue uno de los cuentos que más tardé en lograr acometer.

Como ya he dicho, no encontraba ninguna característica en la protagonista que me diera pie a hacer elucubraciones sobre el devenir de su vida después del final "canónico". Y lo más probable es que, si no hubiera desarrollado el concepto de los cuentos "reubicados en otro género", habría acabado por olvidarme de él. Pero una vez escritas las versiones de Caperucita Roja, Pinocho y el Soldado de Plomo, decidí enfocarme en esa perspectiva. Lo cual me llevó a la siguiente asociación de ideas: si la maldición de la bruja decía que la princesa iba a morir, el hechizo posterior del hada se podía considerar que la convertía en una no-muerta. De modo que estuve bastante tiempo barajando la posibilidad de crear un escenario en el que la princesa fuera el "paciente cero" de un apocalipsis zombie.

Sin embargo, este planteamiento solo me ayudó un poco. La idea me atraía, sí, pero no lograba encontrar una forma adecuada de plasmarlo. Hasta que, durante un viaje, se me ocurrió respetar ese trasfondo de mundo mágico y plantear la historia en torno a los principios que dictaba la maldición. De hecho, ateniéndome a la afirmación de que el poder de Maléfica era demasiado grande como para anular su conjuro, se podía decir que el hechizo del hada solo atenuaba la maldición. Que su capacidad para impedir que la princesa permaneciera muerta se basaba en la condición que la propia hada había impuesto para que surtiera efecto: recibir un beso de amor. Y conociendo lo voluble del espíritu humano ¿cuánto tiempo podía durar vivo el amor del Príncipe? De modo que, con esto en mente, redacté el cuento al fin (aunque, como dice un amigo mio en tono jocoso, lo que realmente me inspiró el relato, fueron mis malas experiencias con relaciones fallidas y la consiguiente desilusión en el amor romántico).

Lo malo fue que el resultado acabó siendo una especie de híbrido entre los conceptos de "epílogo" y "cuento reubicado". Una confusión acrecentada por el hecho de estar ambientado en un mundo de fantasía clásica, pero plantear un final nada ortodoxo. Algo que ahora achaco a esas dudas respecto a a su planteamiento. Y, de esto soy aún más culpable, por incorporarlo a la sección de "epílogos" buscando mantener un equilibrio entre el volumen de relatos en ambas partes del libro. De todo lo cual solo he sido consciente a medida que podía recibir los comentarios de más y más lectores. Incluidos los "lectores beta", claro está, que en este caso, como se puede suponer, me habían hecho observaciones de lo más diversas. Pero como quiera que la mayoría de sugerencias se centraron en clarificar el cuento al que hacía referencia y a repasar el final, consideré que el problema se limitaba a ese campo. Y sólo ahora he empezado a pensar si no debería haber incluido este relato junto a las demás reescrituras de cuentos clásicos. ¿Quizás en una próxima edición?

En fin, que este fue un cuento que me costó sacar adelante, y por eso lamento no haber obtenido un resultado más redondo. Aunque, desde luego, no dejo de pensar que es una idea válida. Sobre todo porque sé que, cuando el lector no ha sufrido esas confusiones, el relato ha funcionado tal y como yo esperaba.

Eso es todo por hoy. La semana que viene seguiré acercándome al ecuador de esta sección, y procuraré entreteneros con la disección de cómo redacté otro de los relatos.

Un saludo.



(Ni colorín, ni colorado se puede adquirir en formato físico o digital en Amazon. Y si vives en Madrid y prefieres echarle un ojo antes, pásate por Generación-X Carranza).



(Aquellos que vayan a leerlo, tengan en cuenta la prescripción facultativa del autor: para disfrutar los relatos, no lean más de dos al día. Igual que las bolsas de caramelos, si se lo tragan de una sentada es posible que se les empache)



sábado, 21 de noviembre de 2015

Noticias Vaporosas

O, por decirlo de otra manera, Noticias Steam. Y es que, entre fallos de concursos y presentaciones de libros, los próximos quince días prometen ser muy interesantes para los aficionados a este universo. Así que atentos y agárrense al asiento, señores pasajeros, que el tren va a coger velocidad.

ÁCRONOS 4
El día 17 de Noviembre se dio a conocer, al fin, la lista de relatos que conformarán la próxima antología Steampunk coordinada por Josué Ramos y Paulo César Ramirez. Una lista de la que, por desgracia, no voy a formar parte.

No voy a ocultar mi desilusión. Quienes me sigan a través de Facebook, saben que he pasado el verano encadenando la escritura de distintas convocatorias. Cuando lograba dar por terminado un relato, me ponía de inmediato con el siguiente sin solución de continuidad. Un esfuerzo que fue mayor en el caso concreto de Ácronos, porque el mínimo exigido (6000 palabras) excedía con mucho la longitud habitual de mis relatos. Un problema que se "agravó" ya que, puestos a escribir, acabé excediendo el límite de palabras impuesto (aunque siempre digo que eso es bueno, porque te obliga a recortar y quedarte con lo sustancial del texto).

Así pues, y a pesar del disgusto, aún tengo el consuelo de disponer de un relato con muchas posibilidades. No sólo por el universo que presenta, si no por las opciones de llevarlo más allá y, quién sabe, si no acabar convirtiéndolo en una novela corta. El tiempo lo dirá.


PÁRAMOS LEJANOS
La última novela de Josué Ramos, publicada por Kelonia Editorial, se presentará en Madrid el día 5 de Diciembre, en Manhattan Comics. Así que, si alguien está interesado en hacerse con un ejemplar autografiado de su historia greenpunk, ésta puede ser su ocasión.



FARAWAY (CRÓNICAS DE LEJANA)
Compañero de antología en el primer Ácronos, a Janaceck Jadehierro le había perdido un poco la pista en lo literario. Así que ha resultado una muy grata sorpresa descubrir la publicación de esta colección de relatos con Ediciones 2.0. Un libro que, de seguro, no decepcionará a los steamers más clásicos.

Por desgracia, este artículo llega tarde para la presentación en el Ithilien de Chapinería. Pero os emplazo a ir a la Casa del Libro de Fuencarral, el próximo martes 24 (más información aquí) y haceros con vuestro ejemplar.


EDITO: Se ha confirmado una nueva fecha, el 27 de Noviembre (viernes) en Generación-X Puebla (más información aquí). Luego no digáis que no tuvisteis opciones para conseguirlo...


EXPOSICIONES "STEAM" EN LA FUNDACIÓN TELEFÓNICA DE MADRID

JULIO VERNE es referencia obligada para cualquier aficionado al Steampuk que se precie. Y hasta el 21 de Febrero está a su disposición "Julio Verne y los límites de la imaginación", que muestra de una manera reducida el mundo en el tiempo de Verne, relacionando sus obras con aventureros y creadores de maravillas que se inspiraron o pudieron influenciar al genio francés: fotografías de la época, artículos "de viaje", instrumental de exploración, películas, planos... Y además, si estáis atentos a la página de Steampunk Madrid, podréis coincidir con algunos caballeros y damas retrofuturistas de paseo por allí. Imposible dar más razones para no perderse este evento.

(fuente de la foto: Madridiario)

THEO JANSEN bien podría ser el protagonista de una novela Steampunk, pues sus "bestias de playa" encajarían a la perfección en cualquiera de sus universos y él mismo responde al prototipo del inventor un tanto excéntrico.

En cualquier caso, las "criaturas" que ha creado en estos 25 años resultan asombrosas. Y aunque sólo sea una pequeña muestra, sorprende ver hasta dónde han llegado sus progresivas evoluciones, que tienen mucho de orgánicas. De hecho, si pudiéramos dotarlas de un cerebro de engranajes, habríamos convertido en realidad el sueño de esos autómatas que han poblado mucha de la literatura Steampunk.


Y nada más. Espero que estas sugerencias os sirvan para pasar un buen rato, y poder seguir informando sobre otras en el futuro. 

Un saludo.

viernes, 20 de noviembre de 2015

Los "Cuentos Cuánticos" (4)

Una semana más, continuo con el repaso a los cuentos de Ni colorín, ni colorado. Y hoy vuelve a tocarle el turno a la sección de clásicos reelaborados. En este caso, a uno de los más tristes que se me pueden venir a la memoria: El soldadito de plomo, de Hans Christian Andersen.

Mi decisión de trasladar el cuento al género de la novela negra se basó en el mismo razonamiento que utilicé para la mayoría de los demás relatos: ¿qué elementos de su trama son típicos de algún género literario? Y aquí tenía a un héroe con problemas, una artista deslumbrante pero atrapada en una jaula de oro y, sobre todo, a un villano despiadado, dispuesto a cualquier cosa para mantener todo ese mundo (y a la dama) en su poder. Esa idea del tirano que controla con mano de hierro el destino de la bailarina me llevó de forma directa al tópico de los jefes mafiosos de película y a las "pupilas" bajo su protección, actuando en siniestros teatros de vodevil. Y una vez decidido que ese cuento era material de una historia policíaca, sólo restaba lo más "fácil": escribirlo.

Bien es cierto que, tal y como hice con algún otro relato del libro, en este caso reaproveché algo que ya tenía escrito para dar forma a la historia. Pero la tentación era enorme, dado que ese relato previo era un ejercicio de estilo en el que había experimentado con el vocabulario y la naturaleza de la novela negra. Y justo porque estaba planteado bajo la inspiración de las viejas películas de detectives fue por lo que heredó a un narrador protagonista, en la piel del típico antihéroe habituado a moverse por los bajos fondos, que se ha visto involucrado en un asunto muy turbio y peligroso. Quizás por todo ese cúmulo de circunstancias es por lo que, en cierto modo, se puede decir que éste es uno de los pocos relatos de la colección que tiene un final "feliz". Algo que también heredó del manuscrito original, donde un apaleado detective confesaba al lector sus conclusiones sobre el caso que había estado llevando entre manos.

En cuanto a las sugerencias y observaciones de los "lectores beta", reconozco que se reprodujeron los comentarios respecto a las dificultades para reconocer el cuento original (lo cual, en esta ocasión, sí me extrañó, pues las referencias parecían muy claras y evidentes). Aparte, me señalaron también que la multitud de motes entre los gangsters podía dar pie a confusión, e incluso el hecho de que su narrador protagonista tenía ciertas similitudes con el de otro de los relatos. Problemas que fui subsanando en la medida en que me resultó viable sin desviarme de mi visión inicial (la posible dificultad de identificar el cuento, por ejemplo, decidí mantenerla, ya que ese juego de ocultación con el lector había acabado formando parte del conjunto de relatos).

El resultado final me satisfizo, a título personal, porque lo considero un acercamiento bastante acertado a un género, el policíaco, que no suelo transitar en mis narraciones. Por lo tanto, me planteó el reto de "salir de mi zona de confort" creativa. y, como ya he dicho, creo que logré hacerlo de forma exitosa. Y poco más puedo añadir sobre el proceso de escritura de este relato, así que os invito a volver la semana que viene y descubrir qué locuras me pasaron por la cabeza mientras escribía otro de los relatos de Ni colorín, ni colorado

Un saludo.


(Ni colorín, ni colorado se puede adquirir en formato físico o digital en Amazon. Y si vives en Madrid y prefieres echarle un ojo antes, pásate por Generación-X Carranza).


(Aquellos que vayan a leerlo, tengan en cuenta la prescripción facultativa del autor: para disfrutar los relatos, no lean más de dos al día. Igual que las bolsas de caramelos, si se lo tragan de una sentada es posible que se les empache)

martes, 17 de noviembre de 2015

Breve Promoción

Aunque ya lo comenté en mi página de Facebook el propio viernes pasado, creo que será bueno que deje constancia también por aquí. Y es que, aprovechando que M Floser anunció que iba a dedicar un espacio en su blog para que otros autores se dieran a conocer, me decidí a mandarle un relato breve, con la esperanza de que sirva para hacerme algo de promoción.

La historia que envié, Castigado, surgió durante el tiempo en que estuve realizando un curso de narrativa en el Hotel Kafka. De hecho, y salvo por algunos cambios menores, se trata del mismo ejercicio que presenté en una de las clases. Pero disfruté tanto elaborándolo, que tenía muchas ganas de poder compartirlo con más lectores. Y esta parecía la ocasión perfecta.

(silla para operaciones, de un psiquiátrico victoriano. Fuente: Herald Sun)

Supongo que mi afinidad con este relato se debe, sobre todo, a haberme dado la posibilidad de combinar varios de mis elementos favoritos a la hora de escribir: una ambientación ci-fi (aunque esto sólo sea obvio al final), una historia capaz de mantener en tensión al lector, y un giro final sorprendente (lo que un querido amigo mio suele calificar como "el chim-pún"), todo ello en menos de mil palabras.

El relato, junto con una biografía literaria que les resultará familiar a los habituales del blog, está disponible aquí. Espero que lo disfrutéis, y que cumpla de paso con su propósito: darme a conocer a nuevos lectores, y que les pique la curiosidad por el resto de cuentos que he publicado.

viernes, 13 de noviembre de 2015

Actualización de estado

Al tiempo que este año 2015 empieza a preparar la cuenta atrás para despedirse de nosotros, las distintas convocatorias a las que me he presentado van anunciando sus listas de seleccionados. Con suerte más dispar de la que quisiera para mí, me temo.

Siguiendo la secuencia de los hechos, debo hablar en primer lugar de Alambre de Letras II, la convocatoria que ha servido de secuela al primer Alambre de Letras (en el cual tuve el honor de poder participar) y que, por razones lógicas, buscó en la Segunda Guerra Mundial la inspiración en torno a la cual construir sus relatos. En realidad el veredicto se dio a conocer hace casi dos meses, pero entonces yo andaba de viaje y la noticia me pasó inadvertida por completo. Así que no supe que me había quedado fuera hasta hace unos días.  Sin embargo, debo confesar que ya me temía este resultado. No porque creyera que había mandado un mal relato, no. Mis sospechas estaban basadas en dudas sobre el tono de la historia, y si eso le permitiría encajar con el resto del conjunto o no. Al contrario que con Puro Artificio, esta vez no envié un relato tan serio y pesimista. De hecho, se trataba de una ficción en torno a los últimos momentos de la Guerra del Pacífico, bastante trabajada a nivel de información técnica, pero con un giro final que tendía a lo gamberro mediante un guiño a las películas clásicas de serie B. Y, aunque no pueda confirmarlo, creo que fue eso lo que le habrá penalizado más durante la selección. Una pena, porque el primer volumen tuvo una edición muy cuidada y las ilustraciones que acompañaron los relatos (al menos en mi caso) estuvieron basante acertadas.

Volviendo a noticias de mayor actualidad, la semana pasada salió a la venta Supermalia: una antología de relatos centrados en las figuras del superhéroe y el supervillano. Dieciséis historias en las que cada autor jugó a su antojo con los estereotipos y los tópicos que los rodean. Yo, por mi parte (y tras superar un mar de dudas, pues mi pasado como lector de cómics me ofrecía un sinfín de personajes a los que homenajear) me decidí en última instancia por el personaje del anti-héroe justiciero. Una selección que no sucedió por casualidad, pues decidí inspeccionar el cuaderno en el que apunto argumentos o ideas para futuros relatos y allí encontré una propuesta que estaba esperando la ocasión propicia para salir adelante. Además, cuando estaba perfilando el argumento del relato tuvo lugar el espectacular incendio del puerto de Tianjin y, de ese modo, mi Castigo Ejemplar tomó forma por completo, pues me vino a la mente la idea del villano como alguien que no necesariamente necesita poderes sobrenaturales para ser súper. Todo lo cual ayudó a conformar un relato circular cargado de filosofía, pero sin escatimar en acción. Y que, en la versión impresa, está acompañado de una ilustración muy acorde a su espíritu.

(fragmento de la ilustración para Castigo Ejemplar, de Juan Carlos Rivas)

Para finalizar, sólo un breve comentario respecto al futuro. De las convocatorias que faltan por fallarse espero con muchas ganas (y optimismo) el veredicto de dos de ellas; sobre todo, por la cantidad de tiempo que acabé invirtiendo en la redacción de las dos "novelettes" con las que he participado. Sé que siempre digo que me cuesta extenderme en un relato, porque suelo centrarme en lo fundamental de la trama que estoy contando, pero en estos casos disfruté bastante añadiendo detalles a la ambientación para que sus posibles lectores tengan la posibilidad (aunque sea "mirando por el rabillo del ojo") de ver un plano algo más panorámico del universo en el que los he colocado. Aparte, sigo pendiente de un concurso de microrrelatos de terror y, a la vez que vuelvo a apuntar en la agenda los concursos que podrían interesarme en el futuro próximo, he retomado la reescritura de los relatos que pasaron por el batallón de lectores beta la pasada primavera. No vaya a quedarme sin motivos para coger la pluma y escribir...

Y con esto creo que puedo dar por terminada la actualización, esperando tener pronto buenas noticias sobre el devenir de todos esos proyectos. Un saludo.

miércoles, 11 de noviembre de 2015

Los "Cuentos Cuánticos" (3)

Siguiendo con el repaso a los cuentos de Ni colorín, ni colorado, hoy le ha tocado el turno a uno de los héroes clásicos por antonomasia: Pulgarcito.

En el caso del "niño que no era más grande que un pulgar", reconozco que me costó encontrar una buena idea con la que trabajar, ya que no lograba ninguna solución satisfactoria cuando usaba el método con el que abordé la mayoría: pensar en traumas debidos a los sucesos del cuento, exacerbar alguna característica de la personalidad, o elucubrar con represalias por los actos que hubiese llevado a cabo. Sin embargo, al ser un cuento tan reconocido, no quería dejarlo fuera de la colección. De modo que busqué un camino alternativo repasando las distintas versiones publicadas por los autores clásicos. Y ahí fue donde al fin hallé un punto en el que comenzar a hilvanar mi "epílogo".

En concreto la clave me la ofreció Perrault, pues el cuento que él recogió contenía un detalle único y muy interesante: Pulgarcito hacía uso de su astucia para engañar al ogro y que matase a sus hijas en lugar de sus hermanos. El héroe presentaba así un lado gris que decidí aprovechar, considerando la posibilidad de un universo en el que narrador y personaje pudieran encontrarse cara a cara.

Con esos conceptos en mente, sólo me faltaba desarrollar la ambientación en la que iba a tener lugar la historia y concretar las condiciones en que se produciría el peculiar encuentro. Lo primero fue relativamente sencillo, pues procuré evocar la Europa pre-industrial en la que el personaje del  cuenta-cuentos vagando de un lado para otro con sus historias era casi un elemento más del paisaje. La segunda parte, el encuentro, no tuvo más remedio que adaptarse a la concepción de todo el libro, de modo que la reunión entre un héroe de cuento y el narrador que pone en duda su honradez no podía resolverse de forma amistosa.

Respecto a la reescritura, éste es uno de los relatos que supe que iba a tener que retocar en cuanto empecé a recibir las notas de los lectores beta. Por una parte, debido al evidente problema que habían tenido para identificar el cuento que estaba referenciando. Un fallo acentuado por la introducción a la trama, que necesitaba que estableciera mejor el tono y la identidad del personaje protagonista. Pero, al final, creo que puedo sentirme satisfecho con esta historia del héroe desquiciado por unos "malos biógrafos" que lo están difamando. Aunque este Pulgarcito no conserve demasiado del simpático niño diminuto que salvó a sus hermanos de ser devorados por el ogro...

Y hasta aquí este artículo. En próximas entregas, nuevas aclaraciones sobre el proceso de creación de los demás relatos. 


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miércoles, 4 de noviembre de 2015

Penumbra: Crónica de un Cónclave

Aquellos que no frecuenten las redes sociales dedicadas a la literatura de terror desconocerán el hecho; pero, entre el 23 y el 25 del pasado Octubre, Zaragoza se convirtió en el epicentro del género a nivel nacional (con permiso de la Semana Gótica de Madrid).

Ideado por el editor de Saco de Huesos (y presidente de Nocte), Juan Angel Laguna Edroso, este Cónclave del Terror se propuso reunir reunir a artistas y obras de todos aquellos campos en los que se pueda trabajar con tan atávico sentimiento: literatura, fotografía, ilustración, video, juegos de mesa y ordenador... y hasta música. Un proyecto cuyo éxito se fue calculando a medida que iban anunciándose patrocinadores (Tyrannosaurus Books, Tusitala, Diábolo Ediciones, Edaf, Cátedra...) y personajes invitados (David Jasso, Roberto Malo, Charles Athman...), con lo que se podía adivinar un plantel de propuestas muy interesantes.

El mayor pero que se le puede poner a todas las jornadas fue el lugar donde se realizaron: una sala de conciertos heavy. Sobre todo, por la molestia que supuso en varias ocasiones la algarabía de fondo a la hora de mantener un debate o, sencillamente, oír lo que se estaba diciendo. No quiero decir con esto que hubiera un continuo coro de vándalos melenudos impidiendo el desarrollo de las actividades, pero habría sido bueno estar libre de esa clase de interferencias (de las cuales también fuimos culpables los asistentes cuando, desentendiéndonos de la actividad de ese momento, comenzábamos a charlar entre nosotros). 

Hecho este inciso crítico, va siendo hora hablar sobre las variadas actividades que tuvieron lugar durante esos tres días, y en las que se animó a participar a todos, ya fuera promoviendo debates durante las mesas redondas o de forma directa como concursantes.

Lecturas: fueron varios los autores que acudieron a leer relatos, en mayor o menor número según su extensión, consiguiendo en la mayoría de los casos sobreponerse al miedo escénico y las dificultades de recitar. Además, la actividad acabó por convertirse en un comodín con el que rellenar pausas inesperadas, y algún autor se descubrió de pronto frente al micrófono después de que Juan Angel apareciera para convencerle.

Aunque no pude asistir a todas las lecturas, resaltaría la maña de LG Morgan para dar vida a su Oscuro Beltane, así como la simpatía de David Jasso (que acabó leyendo más de lo que quería) y la pena que me dio perderme la lectura de Ana Arranz, una de las grandes amistades que me llevo del evento.

Proyecciones de cortometrajes: con unos medios algo escasos pero muchísima buena voluntad, Penumbra sirvió para conocer obras audiovisuales de todo el mundo que no suelen salir fuera de los festivales. A título anecdótico, cabe decir que se había organizado un festival de cine de terror en las mismas fechas. Así que, de repetirse ambos eventos, espero que puedan acabar fundiéndose en una misma convocatoria.

De todas las obras que pude ver, me quedo con Hotel, de Jose Luis Alemán. Una pieza de ambientes asfixiantes y toques surrealistas con un gran poder visual, que juega a plantearnos una paradoja final bastante sorprendente.

Mesas redondas: en mi caso, una de las principales razones para asistir al Penumbra fueron las charlas programadas. Para alguien que practica el terror de forma tangencial, me interesaban mucho los conceptos e ideas que pudiera aprender para luego ponerlos en práctica. Así que, en ese sentido, disfruté escuchando y participando de los debates, aunque la mayoría se me quedaron cortos (y seguro que lamentaré haberme perdido las del domingo).


En este apartado me resulta complicado hacer una selección. Todas las mesas tenían algún punto que me resultaba interesante, e insisto en que aún podría haberse sacado más "jugo" a ciertos temas si se hubiera dispuesto de más tiempo. La charla sobre revistas digitales, por ejemplo, derivó hacia un debate sobre la situación con los contenidos digitales (legales e ilegales) que, por supuesto, habría podido prolongarse hasta el infinito. El breve ensayo de Ángeles Pavía, respecto al origen de las mitologías del hombre lobo y las brujas, daba pie a horas y horas en las que citar textos de referencia (y  a un ciclo de charlas sobre otra criaturas de la mitología contemporánea). El debate sobre el desarrollo de juegos en torno a la temática del terror se quedó reducida a un paseo por los ejemplos más emblemáticos de cada plataforma, y eché de menos que se hablara más sobre la atracción del villano como personaje a encarnar por los jugadores, la importancia que están consiguiendo los recursos técnicos para la inmersión del jugador en realidades virtuales, etc... La mesa redonda sobre el uso o abuso de los tópicos del terror literario fue igualmente interesante y graciosa, y sólo por el número de ponentes y la cantidad de referencias que se podrían mencionar es algo que necesita horas para tratarse en profundidad. Por último, el debate sobre el Mundo Z dio pie a algunos momentos hilarantes, y a repasar este universo tan amado como odiado por el público.

Charlas "musicales": Fernando Lafuente nos sorprendió (a mi, al menos) con una charla sobre la música de King Diamond y su capacidad para utilizar el Heavy como medio de narración de historias de terror, en lo que podría describirse como "disco novelas".

Actividades alternativas: además de todo lo anterior, también hubo toda una serie de actividades con las que entretenerse: monólogos de terror (con maestros de ceremonia del nivel de Roberto Malo y David Jasso), un puesto donde comprar ejemplares, un "pozo de libros" en el que encontrarse con libros usados, amén de un juego de preguntas sobre el mundo del terror, una justa de microrelatos y algunas partidas de demostración de juegos de tablero.

A este respecto, y a riesgo de resultar "soso", confieso que sólo participé en una de las actividades: la visita al Palacio de la Aljafería. Y, teniendo en cuenta que su horario se solapaba con otros eventos, se puede decir que fue todo un éxito con casi una veintena de curiosos. Además, tanto LG Morgan como su colega demostraron un conocimiento enorme sobre la historia del edificio. Eso sí, y por ser quisquilloso, dado que uno de los propósitos de la visita era hablar sobre cómo utilizar un escenario real para convertirlo en un escenario literario, yo propondría visitas similares en las que varios autores que se hubieran inspirado en determinado lugar comentaran de qué modo lo habían incorporado a sus textos.


Y hasta aquí llega mi crónica, menos extensa y completa de lo que quisiera. Confío en que mis críticas no molesten a nadie, y espero con ganas que el año que viene pueda volver a comentar qué fue del II Cónclave de Terror en Zaragoza.


jueves, 29 de octubre de 2015

Los "Cuentos Cuánticos" (2)

Continuando con la narración del proceso de escritura de los relatos de Ni colorín, ni colorado, le toca el turno hoy a uno de los clásicos que me atreví a reelaborar: Caperucita Roja.

La idea de tomar un relato y escoger algún género literario "adulto" en el que pudieran encajar su trama y sus personajes se inició precisamente con esta historia. Y nació a raíz del problema que se me planteó al decidir cómo iba a tratar al personaje del Lobo, ya que un animal atropomorfizado no podía trasladarse tal cual a un relato de género, y tampoco quería reducirlo a la simpleza de un hombre con un apodo animal. De modo que empecé a buscar soluciones creativas (licántropos, mutantes, etc...) hasta que pensé en la posibilidad de que fuera un extraterrestre. En ese momento la musa tomó carrerilla y la cadena de pensamientos me llevó de "son alienígenas en la Tierra" a "Caperucita está en un planeta extraterrestre", a pensar en que el color rojo debía tener mucho protagonismo en el relato, lo cual me llevó a Marte, y eso me hizo recordar las Crónicas Marcianas de Bradbury. Como digo, todo un slalom de ideas encadenadas (y, como suele ocurrir en estos casos, ya metido en la cama. Así que tocó hacer uso de la libreta de emergencia que descansa en la mesita de noche).

Los lectores más veteranos puede que recuerden una serie de televisión (del año 1980, emitida en España en 1983) que adaptó parte de la historia. A mí, que siempre me habría gustado vivir en ese futuro de naves espaciales que se pintaba para el siglo XXI, me impresionó tanto como para buscar más tarde el libro y leerlo. Para un chaval de 10 años, el recuerdo que me quedó de aquello fueron una imágenes entre oníricas y fantásticas impregnadas de pesimismo. Una impresión que procuré trasladar a la historia ya que, al plantearme esta forma de abordar la reelaboración de los relatos, mi intención fue siempre elucubrar sobre cómo desarrollaría esa trama Bradbury, más que respetar el argumento original.

Aunque el proceso de escritura resultó "sencillo" (como con muchos de los relatos que componen el libro), los "lectores beta" encontraron motivos para rebajar un tanto el nivel de excelencia que yo había estimado. Para empezar, me sugirieron hacer cambios en el título (había usado el término inglés hood, y eso inducía a equívocos). Después, me hicieron notar una importante objeción científica (la Tierra no es distinguible a simple vista en el cielo marciano, lo cual me obligó a borrar una escena que habría sido científicamente inexacta). Y, por último, me dieron pie a añadir algunas anotaciones que aclarasen aspectos poco claros de la historia y a revisar el final del relato.

Ahora, al repasarlo, el resultado me parece bastante bueno. Sobre todo, en lo que respecta a los elementos de ambientación y a esa atmósfera mágica que lograba imprimirle Bradbury a sus historias. Tanto los marcianos como el paisaje creo que están muy cerca de esas imágenes un tanto fantásticas que nos encontramos en las Crónicas. Y, en cuanto a la historia, los lectores no van a encontrar demasiados problemas para identificar la trama original. El mayor cambio, como ya he advertido, se produjo al plantearme el final, ya que mis recuerdos de los relatos clásicos es que solían terminar de forma triste, y quería ceñirme a ese espíritu. todo lo cual hace que, en mi opinión, pueda sentirme orgulloso de este homenaje a uno de los grandes autores de la ciencia ficción clásica.

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miércoles, 21 de octubre de 2015

Los "Cuentos Cuánticos" (1)

Antes de que la pereza me distraiga, voy a dar comienzo con este artículo a una sección dedicada a hablar sobre los relatos contenidos en Ni colorín, ni colorado. Siempre me ha gustado comentar las influencias, la inspiración, etc... sobre los relatos que voy publicando, y en este caso no quería dejar de hacerlo. Aunque, eso sí, procuraré que mis explicaciones no le arruinen la diversión a aquellos que aún no hayan leído el libro (y les anime a darle una oportunidad).

Para empezar, creo que lo mejor es fijarse en el cuento que abre la recopilación. Aparte de ser uno de los que mejores críticas ha recibido, se puede decir que es el más importante de todo el conjunto porque fue el que me dio pie a seguir investigando las posibilidades de ir más allá del "... y comieron perdices" de los cuentos infantiles. Tal y como explico en la introducción del propio libro, es posible que la recopilación no existiera sin ese cuento. 

Por supuesto, la primera gran pregunta está clara. ¿De dónde vino la inspiración para tener semejante idea? Pues la culpable de todo fue la enésima emisión en la tele de Hook, una película que nunca me ha convencido y que ese día en concreto me hizo plantearme si no habría una forma más satisfactoria de resolver el destino de Peter Pan y su conflicto con Garfio. Claro que, al decir satisfactoria, no pretendía decir feliz.

Además, y por suerte para mi, la memoria quiso hacerme creer que el pirata moría en el cuento clásico. El relato se construyó, por lo tanto, sobre esa propuesta: ¿cómo evolucionaría un universo que gira en torno al conflicto entre los niños y los piratas, si faltase uno de los dos? Así que, puestos a fantasear, decidí imaginar cómo le afectaría a un héroe el quedarse sin el villano que da sentido a su existencia. Aunque, eso sí, me preocupé por resolver la historia respetando la coherencia de un mundo mágico. Todo lo cual me fue dirigiendo hacia el relato que finalmente se ha publicado, y que modestamente pienso que ha logrado cumplir su cometido.

En cuanto a la redacción en sí, éste es uno de esos relatos que "se escriben solos". Apenas realicé correcciones después de acabarlo, y el mayor cambio lo sufrió tras la última ronda de "lectores beta". Unos cuantos comentarios respecto a que la duración del final resultaba anti climática me hicieron recortarlo. Aparte de eso, la única "queja" se centró en el hecho de que Peter Pan no podía considerarse un cuento infantil y, por tanto, incluirlo en la recopilación suponía algo así como hacer trampa. Una observación que se le hizo también a mi versión de El libro de la selva. Sin embargo, y aunque reconozco que se trata de objeciones muy acertadas, opino que las películas de Disney se han encargado de fijar en el ideario común su versión colorista, y que merecía la pena añadirlos si con eso empujaba a algún lector a releer el texto original (en especial, en el caso de Kipling).

El resultado, hasta donde yo sé, ha sido bastante bueno. No sólo es uno de mis favoritos de la recopilación (lo saben quienes me han oído en las presentaciones o las firmas de libros), si no que también fue de los más elogiados entre los "lectores beta". De hecho, un amigo me hizo un gran cumplido al decir que le recordaba al tipo de historia que escribiría Neil Gaiman. Lo cual, teniendo en cuenta mi creciente admiración por la capacidad narrativa del autor británico, es casi un piropo.

Y esto es todo lo que puedo contar (sin revelar más de lo necesario). En próximos artículos, espero continuar hablando sobre cómo fueron tomando forma el resto de relatos.


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