lunes, 15 de diciembre de 2014

Mi Primera Aventura HispaCon

Aunque la convención acabó el lunes pasado, y de seguro que habréis podido leer muchos artículos contando las noticias más relevantes de lo que allí ocurrió, ajetreos varios y otros compromisos me han impedido sentarme a redactar la crónica de mi primera experiencia en una HispaCon. Así que empezaré diciendo que la he disfrutado mucho. Confieso también que no había previsto asistir, ya que siempre pensé que era un evento para profesionales y veteranos del mundillo (entre los cuales aún no me atrevo a añadirme). Sin embargo, durante la presentación de Retrofuturismos de Nevsky me recomendaron que asistiera de una forma bastante vehemente y, por suerte, hice caso a mi consejero.
Para aquellos que no se enterasen, la HispaCon tuvo su sede este año en Montcada i Reixac; un municipio en la provincia de Barcelona, que de hecho (aunque apartado) forma parte de la capital. Allí se dieron cita editores, profesionales de la traducción, blogueros y autores de ciencia-ficción, fantasía y terror, para hablar sobre asuntos de interés, presentar nuevos libros, y de paso conocer a los ganadores del premio Domingo Santos y los Ignotus.

Por desgracia para mi, me fue imposible acudir a la primera jornada de actividades, el día 6. Así que no pude asistir a presentaciones (Calabazas en el Trastero, Retrofuturismos) y charlas (la ci-fi "hard" en español, los límites del steampunk, la nueva ciencia ficción...) que había marcado al ver el calendario de actividades. De hecho, en ese día sólo tuve tiempo para acercarme a Montcada y descubrir que había sido demasiado optimista respeto a la regularidad de paso de los trenes de cercanías. Aunque, por suerte, coincidí con un compañero habitual de la tertulia Madrid Escribe: Magnus Dagon, junto con Raelana Dsagan, lo cual sirvió para cenar en compañía y ponerme al día sobre lo que me había perdido.
El domingo 7 comenzó con la desilusión de no poder llegar a tiempo al inicio de las actividades (de lo cual aprendí que debería haberme hecho con los horarios de cercanías), pero fue evolucionando a mejor hasta acabar con una enorme satisfacción. La mejoría comenzó con las mesas de debate a las que asistí: tanto el problema de la traducción en la literatura fantástica como la posterior charla sobre los blogs (y su influencia en el mundo literario) reunieron a una numerosa audiencia con ganas de escuchar anécdotas y preguntar a los ponentes. De hecho, la mesa sobre blogs me permitió poner cara y voz a Sergio Mars, cuyo Rescepto indablog es una fuente inagotable de datos sobre la literatura de fantasía y ciencia-ficción. Y a pesar de la coincidencia de horarios, me alegró poder acudir después a la charla con Nina Allen (la autora de Máquinas del Tiempo), o recorrer las distintas formas en que el cine ha abordado la representación del futuro.

(Aunque parezca mentira, esto es una charla sobre la traducción de literatura fantástica)

(De izquierda a derecha: Sergio Llamas, de El Rincón de Koreander, Alfredo Álamo de Lecturalia, Alexander Páez, y Marc Miarnau de La Casa de El. El mundillo blogger bordeando la masa crítica)
Sobre todo, lo más interesante de este día (y de la HispaCon en general) fue la posibilidad de coincidir con esos autores y departir con ellos sobre la situación del mundo literario desde diferentes puntos de vista, amén de aprovechar para comentar proyectos literarios futuros con algunos editores a los que ya había tenido el placer de conocer (véase Tyrannosaurus Books, por ejemplo). Conversaciones que tuve el placer de continuar durante la cena de la gala de entrega de los Ignotus, al coincidir en la mesa con Ignacio Borraz (compañero de antología en Libro de Monstruos), Inés Arias de Reina (profesora de Escuela de Fantasía), Pedro Moscatel (autor Acrónico) y Ricard Ruiz Garzón (profesor en el Ateneu Barcelonès). Nada mejor que compartir charla con unos profesores tan reputados y unos autores tan simpáticos para hacer de la velada algo interesante.
De la gala, por cierto, recordar el premio Ignotus otorgado a la web Tercera Fundación (uno de cuyos responsables, José Cárdenas, también es contertulio habitual de Madrid Escribe); el galardón por duplicado que se mereció Eduardo Vaquerizo (con quien es un honor haber compartido sitio en Ácronos 2 y Alambre de Letras); y, por último, el premio Domingo Santos que se concedió a Juan Laguna Edroso, presidente de NOCTE, y que fue recogido por nuestro compañero de mesa Pedro Moscatel.
La única desilusión, y muy pequeña, fue una de las actividades paralelas que se habían organizado: el juramento de la Guardia de la Noche. A pesar de reunir a unas treinta personas, más que dispuestas a vestir el negro, me había hecho la ilusión de que contarían con la colaboración de algún grupo de cosplayers para hacerla más "verídica". Pero eso sí, conste que hice mi juramento.

Ya por último, insistir en la muy buena sensación que me llevo de la HispaCon. Que el año que viene estaré atento para no faltar a la cita en Granada. Y que la gala me ha creado una nueva ambición: poder colocar un monolito en el salón de mi casa.









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