jueves, 16 de octubre de 2014

Próxima Parada: Semana Gótica de Madrid

Mientras sigo esperando a que vayan anunciándose las fechas de publicación de algunos relatos, ha empezado a perfilarse en el horizonte otra cita en la que poner a prueba mi desparpajo en público: la Semana Gótica de Madrid. Y es que, gracias a ser miembro de NOCTE, he acabado invitado como ponente en una de las mesas redondas que se van a realizar dentro del Encuentro de Literatura (el 28 de Octubre en el Museo Romántico de Madrid, para más señas).
Si digo que estoy entusiasmado por esta oportunidad que se me ha brindado, puede que me quede corto. Y es que, además, debería añadir una buena cantidad de nervios y la sensación de estar afrontando una gran responsabilidad para describir de forma exacta lo que me está pasando por la cabeza durante estos días. Desde que estuve en el Dystopic Madrid de 2013, para hacer un taller sobre la escrituras de relatos Steampunk en el club Ithilien, no había vuelto a tener que pensar en "preparar apuntes".

¿Por qué la necesidad de refrescar datos e información teórica? Pues porque el tema propuesta para la charla por la organización es "Terror literario versus Terror audiovisual". Un debate que, personalmente, supone un gran desafío. En primer lugar, por mi temor natural a "no saber suficiente". Mis lecturas en el género han consistido en "picotear" aquí y allá en algunos de los grandes nombres del terror: Poe, Lovecraft, King, Lefanú... llegando después hasta Koontz e incluso obras "tangencialmente terroríficas" (El Descenso de J. Long, El corazón de la oscuridad, Las aventuras de Arthur Gordon Pym...) y que en conjunto me han servido para aprender los recursos que ahora pongo en práctica al intentar causar espanto en el lector; sin embargo, mi relación con el cine de terror no ha sido tan amplia. Y por motivos muy claros: no me llevo demasiado bien con las temáticas más en boga en el género. Las historias de casas encantadas me han desasosegado desde que era muy joven, y lo mismo me ocurre con las películas que juegan con posesiones. Si a eso se le añade que el cine gore nunca me ha seducido, es fácil darse cuenta de que existe un buen número de películas de terror que he "esquivado". Aunque, por si alguien se lo pregunta, diré que mi ránking de películas que me provocan un escalofrío al recordarlas tiene en su parte alta a Al final de la escalera, El exorcista, Invasores de Marte, Señales, Los Otros, La Morada del Miedo, y algunas más que ahora no recuerdo (o mi memoria ha decidido olvidar, en pro de mi salud mental)
El hecho es que, en esa búsqueda de datos para "organizar ideas", se me ocurrió marcar cuáles serían los elementos definitorios de una buena historia de terror. Y cuando consulté con posterioridad qué decía internet al respecto, descubrí que esa lista correspondía con bastante exactitud a las bases del terror psicológico. Así que, a pesar de mi tendencia a trabajar con elementos sobrenaturales, se puede entender que no comulgue mucho con la corriente actual del sobresalto repentino. Y cuál es el tipo de terror que defiendo. Por otra parte, el tema puede dar pie a un debate bastante interesante (siempre y cuando no se limite a cuál de los medios es más efectivo a la hora de cumplir con su fin). Porque, obviamente, si medimos el terror en magnitudes de salto en el asiento y decibelios de gritos, la literatura se va a encontrar en desventaja. Y yo, al menos, no me atrevo a ser demasiado optimista respecto al mérito que le va a conceder la audiencia del evento a la capacidad de sugestión de un texto bien escrito. Aunque puede que me equivoque y el público sea más bibliófilo que cinéfilo...
En definitiva, que Octubre me está convirtiendo en un manojo de nervios. Por la llegada de este nuevo "cara a cara" con el público, por las ganas de ver publicadas al fin las antologías que estaban anunciadas para este mes y porque, sin proponérmelo, me veo de pronto mucho más integrado en el mundillo literario (y en primera fila) de lo que habría esperado sólo unos meses atrás.
Ahora, como me decía una amiga recientemente, sólo falta que me crea de una vez que soy bueno en esto y deje de tener dudas a la hora de encarar el futuro.




miércoles, 15 de octubre de 2014

Primeras Imágenes de Alambre de Letras

Aunque aún no haya aún fecha concreta para la publicación del recopilatorio que organizó NeoNauta Ediciones, a cuenta del centenario de la Primera Guerra Mundial, Alambre de Letras se ha levantado la falda y ha dejado que se le vea el tobillo (perdón por la referencia, pero teniendo en cuenta la temática no se me ocurrió otra más apropiada). Y lo que más me alegra de todo ello es que, entre esas imágenes "de ejemplo", se han podido ver algunos detalles de cómo va a lucir el relato con el que he participado: Puro Artificio. Una historia con autómatas y un personaje bastante peculiar dentro del conflicto, que me sirvió perfectamente para elaborar la trama del mismo.
La primera de las imágenes, de hace una semana, era la versión definitiva de la maquetación que iban a recibir los textos. Y cuál sería mi sorpresa al comprobar que ahí estaba justo la primera página de mi relato, consiguiendo que el "orgullo de padre" se desbocara. El diseño en doble columna pretende recordar a las viejas novelitas pulp, y esa ilustración de la parte superior combina un montón de elementos de la antología (el alambre de espino que se usó como juego de palabras para el título, ese recuadro que recuerda a un tanque, y el rostro del autómata que referencia al propio relato)

Y justo en el día de hoy, NeoNauta ha vuelto a filtrar otra imagen del libro. En esta ocasión ha sido el propio índice de la antología, para que podamos saber el nombre de todos los autores que van a participar, acompañado por otra tanda de ilustraciones inspiradas en cada uno de los cuentos. Y de nuevo me han dado una alegría, porque la imagen que se refiere a Puro Artificio se aproxima mucho a lo que yo podría haber pensado.

Así pues, y aunque se está haciendo esperar más de lo que yo hubiese querido (confiaba en que la fecha de salida estaría más cerca de Agosto-Septiembre, que fue cuando el conflicto se declaró), lo cierto es que estos pequeños "aperitivos" me están haciendo ver el gran trabajo y el cariño con el que se está llevando a cabo la edición. Y casi me provocan más ansiedad porque esté disponible para su lectura y pueda comprobar cuál es el veredicto del público.
Muy pronto, espero.




domingo, 5 de octubre de 2014

Mi Septiembre Literario

Hasta hace bien poco Septiembre era para mí "el mes del Zinemaldia", el festival de cine de San Sebastian. Había convertido en tradición el planear con unos amigos nuestro viaje y disfrutar durante una semana loca de horas y horas de películas en VO, yendo de sala en sala hasta que el tercer o cuarto día ya no podíamos decir cuándo habíamos visto qué. Y así era como ha estado marcado este mes durante buena parte de este año.
Sin embargo, el destino ha querido que en este 2014 no hubiera quorum entre nuestro grupo de cinéfilos, hasta el punto de verme en la desagradable tesitura de no tener con quién ir al festival. Y aunque habría podido hacer el viaje en solitario, no me apetecía estar allí sin nadie con quien comentar la película que acababa de ver, sentarme en nuestra cafetería favorita a comer una "bomba de nata" o parar en cierta heladería de camino al Kursaal. Pero, cuando ya pensaba que la casilla de eventos memorables iba a quedarse en blanco este mes, me surgieron dos citas que han acabado por compensarme "el disgusto". Amen de hacer que me replantee mis prioridades en años venideros.
Por orden de importancia (o de inyección al ego, como quiera verse), la cita más importante ha sido el Festival Fantasía Fuenlabrada (FFF). Este era el segundo año en que se organizaba, y ha querido la casualidad que decidieran dedicarlo al Steampunk. Así que los autores de Ácronos nos dispusimos a hacernos notar (en el buen sentido de la palabra), y todos hicimos cuanto estuvo en nuestras manos para asistir y participar. De hecho, aunque la promoción de las antologías se redujo solo a una pequeña charla, en el resto de mesas de debate del FFF ha podido verse a un buen número de "acronistas" entre los ponentes (Eduardo Vaquerizo, Jose Ramón Vazquez, Victor Conde, Josué Ramos...). Y con notable éxito, como han reflejado algunas crónicas, pues los asistentes al taller de creación de mundos steampunk (de la mano de Eduardo Vaquerizo) parece ser que disfrutaron mucho de sus consejos, así como los asistentes a la mesa sobre ucronías, en la que se reunió a los cuatro autores que he nombrado anteriormente.

(panorámica de la carpa central)
Por mi parte, tuve la suerte de estar en la carpa principal junto a Josué Ramos y Victor Conde para hablar sobre las antologías de Ácronos. Una charla que quiso hacer un repaso desde que el primer volumen empezó a fraguarse, pasando por nuestras experiencias personales al participar en ellos y, por último, revelando algunas pinceladas de lo que pueden ir esperando sus lectores en el futuro (toda vez que ya hay un Ácronos 3 horneándose). Y, aunque ya digo que fue breve, fue un gran honor formar parte de un evento que ha congregado a tanta gente y que ha dejado un regusto tan dulce a quienes nos dimos cita por allí.

(junto a Victor Conde y Josué Ramos, durante la charla sobre Ácronos)
Por desgracia, y aunque hubiese querido ir a Fuenlabrada los dos días que se prolongaron las actividades, el FFF coincidió en el tiempo con las VII Jornadas Literarias de Abrete Libro!! Y, tras años sufriendo las puyas de sus organizadoras (por no hacer acto de presencia, después de haber dicho cuánto me gustaría ir), este año no tenía excusa para hacerles el feo. Y la verdad es que me he alegrado bastante.
De hecho, creo que es una pena que estas jornadas no dispongan de mayor reconocimiento entre los aficionados a la literatura (ya sea lectores o escritores). Y me temo que el principal "pero" que le achaca se encuentra en el hecho de tener que pagar para asistir a sus mesas de debate. Un problema derivado de la ausencia de espacios públicos en Madrid que no te obliguen a pagar para poder usarlos. Aún así, creo que el "caché" de los ponentes compensa con creces el muy reducido sacrificio económico que le supondría a cualquier asistente potencial, y animo a cualquiera a acercarse en un futuro. Este año, por ejemplo, se tuvo la posibilidad de debatir con Leon Arsenal, Virginia Pérez de la Puente, David Jasso, Juan de Dios Garduño e Ismael Biurrún (entre otros). Y aquellos que se quedaron a comer tenían incluso la oportunidad de continuar charlando con algunos de ellos sobre lo divino y lo humano.

(Virginia Perez de la Puente, a la izquierda, y Leon Arsenal a la derecha)
De entre la media docena de temas que se fueron poniendo sobre la mesa, escogí la mitad. Y en todas esas charlas disfruté de una mezcla de datos curiosos, preguntas interesantes lanzadas desde el público y réplicas ingeniosas. En particular, la mesa de audiolibros resultó muy instructiva sobre el procedimiento para crear una lectura dramatizada, además de intentar dilucidar el misterioso hecho por el cual el audiolibro es un medio con tan poco predicamento en nuestro país. En la mesa sobre elitismos literarios se comprobó que muy pocos de los presentes éramos permeables a los pontificados de ningún gurú del buen gusto literario (además de demostrar, sin lugar a dudas, que Leon Arsenal puede hablar sin parar). Y, por último, en el debate sobre el terror disfrutamos con una clase magistral sobre el tema a cargo de David Jasso, Juan de Dios Garduño e Ismael Biurrún. Mención aparte para el primero de los tres, por su desparpajo y su capacidad para explicar los engranajes del género en pocas palabras. Además de que, como miembro de NOCTE, me alegró poder conocerles en persona pues en el corto tiempo que llevo perteneciendo a la asociación nunca había coincidido con ellos en ninguna reunión. Eso sí, también me llevé un pequeño berrinche. Y es que mi única desilusión fue olvidarme el ejemplar de Máscaras de Matar en casa y no poder conseguir que Leon Arsenal lo firmase, ya que soy un firme defensor de esa novela.

(de izquierda a derecha: Juan de Dios Garduño, Ismael Biurrún, y David Jasso)
Como decía al principio del artículo, la experiencia de estos días me ha hecho replantearme mi "tradición donostiarra". Y es así porque durante estos eventos han surgido un par de oportunidades de promoción; lo cual, mal que me duela tener que renunciar a las "bombas de nata" mientras paseo por la Concha, es un factor a tener muy en cuenta en el futuro. Así que (procurando hacer caso al consejo de Orson Scott Card sobre no prodigarse en exceso), supongo que empezaré a acudir con mayor frecuencia a los "saraos literarios". Para que el nombre les vaya sonando a los lectores y los editores...









miércoles, 1 de octubre de 2014

Autores Acrónicos: Eduardo Vaquerizo

El autor que honra este mes la sección de entrevistas de Parrafos Perturbados es Eduardo Vaquerizo. Personaje con todas las implicaciones de la palabra en lo que se refiere al mundo de la ciencia ficción, porque posee una de las trayectorias más dilatadas que conozco. De hecho, y según la Wikipedia, ya andaba recogiendo premios (Ignotus y Domingo Santos, por ejemplo) cuando un servidor aún no escribía más que redacciones para el profe de turno. Además, he tenido durante este año el gran gusto de conocerle y tratarle en persona, y me alegra haber tenido la oportunidad de compartir espacio en Ácronos.
Aunque su última obra en publicarse ha sido Tres Motivos Para Morir en Madrid, quizás os suene su nombre por las muy premiadas Danza de Tinieblas y La Última Noche de Hipatia. Y, por experiencia personal, también os animo a acudir a cualquier evento en el que vaya a contarse con su presencia. Porque es de esas personas de las que se aprende algo, por poquito que sea, cuando se le oye hablar. Además de que resulta casi imposible aburrirse si él está presente. Y ya, sin más dilación, pasamos a la entrevista. Para saber más sobre él, como siempre, acudan a su blog. 1. Cuando pensaste en publicar por primera vez, ¿Qué te motivó a hacerlo?
La insensatez. Era joven y creía en la mística del escritor. De mayor, ya descreído, persigo con un puñal a mi voz interior que me dice que publicar es la caña. Aún no la he acorralado convenientemente, pero ya la pillaré ya. Es broma. Publicar es como alcanzar una meta, subir un escalón más en la “carrera” de un escritor. Pongo las comillas porque posiblemente haya tantas definiciones de ese término como escritores. Cuando comenzaron publicarme algún texto el acceso era mucho, mucho más difícil y los filtros más arduos. Eso era bueno porque, si lograbas acceder a una editorial o revista de prestigio, sabías que habías hecho algo bien, progresabas. Ahora llegar a ver tu texto impreso (o digitalizado) es más sencillo. No es que eso sea malo, me parece estupendo que existan miles de editoriales y que se pueda uno autopublicar, pero eso obliga al escritor a buscar otros criterios para la evaluación de sus textos, lo hace un poco más complicado medir tus progresos. Y, créeme, eso es fundamental. Es muy fácil enamorarse de un texto defectuoso y no ver sus verrugas y sus malos hábitos. Lo sé porque me ha pasado. 2. ¿Cómo ha sido, hasta ahora, tu experiencia en el mundo editorial?
Buena, aunque tampoco tengo una carrera editorial muy larga. Lo mejor de acceder a una editorial es, con diferencia, la eficacia de los editores que seleccionan los textos, de los correctores, maquetadores y demás. En algunas, además, te pagan, que no es mala forma de incentivarte a seguir escribiendo y mejorando. Curiosamente, mis mejores experiencias editoriales no siempre han sido con editoriales grandes, a veces las pequeñas le dan un amor y un oficio a su trabajo que lo engrandece. No todo han sido rositas, claro. Algunas editoriales con las que he trabajado han mostrado poco respeto por el trabajo bien hecho. Otras poco respeto con las ventas de un autor pequeñito como yo. No soy un superventas, eso no es un secreto, cosa que te deja en una situación incómoda en una editorial enorme, que mide los éxitos por cientos de miles de ejemplares vendidos. 3. ¿Dónde buscas la inspiración para tus obras?
Me alegro que me haga esa pregunta. Ni idea. Dentro de la cabeza supongo que tendré un montón de iteraciones cuánticas raras que, combinadas con el impacto aleatorio de alguna partícula de alta energía, logre eso, una idea. Lo normal es que cuando me siente a escribir no tenga ninguna, o solo un germen pequeño, inane, un bichillo de idea que apenas respira. Luego, con el sonido de la tecla, parece que las ideas se animan a salir en desbandada y, a veces, tengo que pararles los pies y decirles a alguna de ellas. “oye, no te da vergüenza salir e intentar colarte en el texto, con esa pinta” No me suelen hacer caso. 4. ¿Cuál es tu medio favorito? ¿El relato o la novela?
Siempre había sido un escritor de cuentos y cuentos no muy largos. Me horrorizaba la extensión de novela, tantas palabras y páginas que controlar, argumentos, personajes, tensión. Primero di el salto a la novela corta y luego, con Danza de Tinieblas, a la novela larga. Bueno, para los estándares actuales, medio larga. Tanto me he hecho a ello, que ahora me es difícil lo contrario, escribir cuentos cortos. Enseguida me enrollo y se me van a las veintemil palabras. Me pasó con el cuento que aparece en Más allá de Némesis. Quería que fuera de cinco mil palabras o así y se me fue a las quince mil sin darme ni cuenta. Ahora mismo, me encuentro más cómodo en las extensiones largas, aunque me hagan sufrir de impaciencia. Es mi mejor defecto, no tengo paciencia, me aburro enseguida y quiero cambiar de proyecto enseguida, por lo que concentrarme en una novela, se me convierte en un esfuerzo notable. 5. ¿Cuánto te han influenciado tus estudios y /o tu profesión a la hora de escribir?
Memos de lo que la gente piensa. Al ver mi carrera y mi profesión, siempre me colocan en el lado hard del género. En realidad he escrito muy pocos cuentos hard. Stranded es hard, Rax podría serlo, definitivamente La Última Noche de Hipatia no. Y las novelas steampunk tampoco son muy hards, aunque sí procuro que la ciencia que sale en mis escritos sea sólida. Incluso en el cuento de la antología, me he resistido a poner un motor de éter y lo he cambiado por otra cosa. Y las naves que salen son bastante hards, dentro de que alguna de ellas es de madera. Supongo que la influencia mayor es la necesidad de coherencia, aunque no estoy seguro si viene de ahí o es algo consustancial al género, o géneros. Sea fantasía desbocada o ciencia ficción más o menos hard, necesito que las premisas sean coherentes y que se mantengan en la narración. Más que un escritor muy cientificista o tecnológico, a lo Egan, no me gusta hacer de la idea, la trama tecnológica, el centro de la narración, pero sí que en la periferia se respeten las leyes científicas. Vamos que lo que soy es un escritor respetuoso del propio orden establecido en los mundos creados.
6. ¿Cuál fue tu camino para llegar al Steampunk?
Claramente la diversión. Y un elemento que estimo esencial en los retrofuturismos: la añoranza de un positivismo a ultranza, de un futuro luminoso al que correr con los brazos abiertos. Desde que dimos la espalda a la exploración del espacio, se acabó, la tecnología da miedo, no crea expectativas de un mundo mejor. Creo que es un error y que volveremos a estimar la ciencia y la técnica en lo que valen, que es mucho. Mientras, especulemos con otros futuros que no han sido. Mi camino al Steampunk fue literario y no a través de Sterling y los otros, ni de películas o cómics, que conocí después, sino de Pavana, de Keith Roberts, un libro magnífico dónde hay locomotoras de vapor que se mueven por los caminos, dónde España ha conquistado Inglaterra y la ha hecho católica y más cosas maravillosas y chocantes. Llegue al steampunk cuando era tan poco conocido que lo llamaban ucronía, que también es, claro. 7. ¿Tienes alguna rutina diaria para escribir, o te dejas llevar?
Tengo una rutina sí, releer lo escrito el día anterior y corregir algo y luego darle a la tecla hasta alcanzar una cifra de palabras razonable. La hora, hora y media que me deja la niña y las cosas que hacer de la existencia mundana familiar, me dan para unas mil palabras, a veces algo más, dos mil si tengo algo más de tiempo. Lo más importante, he descubierto, es escribir todos los días. Es como un entrenamiento, si lo dejas de hacer, luego volver a recuperar el tono se hace muy duro. Ah y el chocolate de almendras del Lidl. Antes era una copita de oporto o de Mac Allan, pero eso a diario se hace muy cuesta arriba. Me avergüenzan un poco mis drogas, comparadas con las de otros como Dick o Bukowski la verdad. 8. ¿Qué se van a encontrar los lectores cuando lean tu relato en Acronos 2?
Un relato divertido y desenfadado, canónico dentro de los límites del género, un cuento de aventuras, de barcos reconvertidos en naves espaciales, de persecuciones, peleas y grandes conspiraciones desveladas. No he querido salirme está vez de los límites del Steampunk y he manejado la subversión —si no se pulsan los límites de alguna manera, no es divertido— de otro modo. Los lectores juzgarán. Al menos espero que pasen un buen rato leyéndolo. 9. Algo que puedas contar sobre tu próximo proyecto literario...
En estos momentos estoy corrigiendo una novela de Ciencia Ficción de futuro cercano, muy emparentada con el ciberpunk clásico al que he mezclado con un Apocalipsis que, está vez, no es zombi. Ha sido un proyecto curioso, surgió como una idea sencilla y se ha vertebrado y ha adquirido densidad a través de la protagonista, un personaje de esos que crecen solos y que casi se te escapan de las manos y hacen lo que les da la gana. Es, igual que en el cuento de Acronos 2, una mujer. Debería considerarlo, desde La última Noche de Hipatia me estoy aficionando a escribir con mujeres como protagonistas. Creo que dan una dimensión a las historias de Ciencia Ficción que me resulta interesante explorar. Es como si, visto a través de los ojos de ellas, los argumentos y métodos de la CF se vieran de otra manera más fresca e interesante. 10. ¿Qué libro rescatarías a toda costa de tu biblioteca?
¿Uno solo? como decía aquel memorable personaje de El hombre tranquilo cuando le ofrecían agua “ni los Borgia eran tan crueles”. Sería difícil elegir un libro; durante un tiempo mi libro preferido fue El señor de los anillos. Durante otro periodo, lo fue Regreso de las estrellas de S. Lem. Por periodos, he tenido muchos libros preferidos, pero ninguno ha aguantado en el podio por siempre. Creo que mi mejor elección ahora mismo sería el libro electrónico, dónde tengo unas cuantas novelas por leer que me interesan mucho.
11. ¿La última novela que has leído y recomendarías?
La Canción Secreta del mundo. Cotrina era ya grande, pero se está volviendo un gigante. Incluso ahora me parece hasta más guapo y todo :) No es la novela que más me ha gustado de él. La saga de la Luna Roja tiene unas dimensiones épicas y de calidad apabullantes. La canción Secreta, es un libro que se disfraza de fantasía urbana juvenil para pegarte más duro y fuerte. Tiene un calidad literaria muy alta. Lo recomendaría a todos los aficionados a leer libros de calidad y que no tengan miedo a mancharse los ojos de la sangre y la intensidad que salpica de la novela. 12. ¿En qué personaje literario te reeencarnarías?
Esa es fácil. Dios. Sería genial aparecerse en sueño a algún obispo casposo o político meapilas. Además, luego me suicidaría de un modo que no dejará abierta la posibilidad de ninguna religión más. Sería genial. 13. ¿Edición tradicional, o edición digital?
La edición digital es el futuro sin duda alguna. Es probable que ya sea también el presente y la industria editorial aún no se haya dado cuenta. Hace ya algunos años, posiblemente una década, que la mayor parte de los registros de nuestra civilización son electrónicos. ¿Por qué los libros no? algunas razones tecnológicas hay y, sobre todo, culturales. Sospecho que cambios como el del papel al ebook son generacionales, más por la parte industrial que por los consumidores, mucho más ágiles que la industria y que, incluso, los escritores. 14. Aparte de escribir, ¿practicas alguna otra disciplina artística?
El malabarismo presupuestario se practica mucho en casa, sí. No, por desgracia no lo hago, y no por falta de ganas. No tengo tiempo para desarrollar alguna habilidad que no sea a un nivel vergonzante. Me gustaría saber tocar bien la guitarra, dibujar, hacer portadas e ilustraciones y cocinar como Ferrá Adriá, pero me quedo en aficionado torpe. Si me preguntas, de todas esas disciplinas artísticas, la que más me hubiera gustado desarrollar es la de ser guitarrista de un grupo de blues y tocar en bares llenos de gente bebiendo cerveza. 15. ¿Algún sueño que te falte por cumplir, y puedas confesar?
Me gustaría escribir mejor, escribir como Borges, como Cortazar, como Lem, como Ballard, todos ellos a la vez y encima, ser divertido y friki y... bueno, no son sueños muy realizables, pero está bien soñar.