martes, 1 de julio de 2014

Autores Acrónicos: Pedro Moscatel

El autor que inaugura el verano en Párrafos Perturbados viene de la provincia de Zaragoza, y es otra de esas figuras emergentes que están empezando a asomar la cabeza dentro del mundillo de los "junta letras". Con la veintena aún fresca, ya ha publicado dos libros en solitario y está haciéndose un habitual de las recopilaciones de relatos. DLorean, Calabazas en el trastero, y Ácronos, se pueden preciar de haber contado con sus obras. Y no serán los únicos, seguro.


Algo debe tener Aragón, porque ya es la segunda ocasión en que presento a una joven promesa literaria que proviene de allí. El caso es que Pedro Moscatel parece muy dispuesto a quedarse y a demostrar que la juventud no es un problema para desarrollar historias maduras. Y para aquellos a los que les surja la curiosidad después de leer la entrevista, su blog está sólo a un clic (pero sólo después de leer la entrevista, por favor...)

1. Cuando pensaste en publicar por primera vez, ¿qué te motivó a hacerlo?
Creo que publicamos por lo mismo que escribimos: para que nos lean. Pero si me preguntas por la primera vez que lo pensé, la verdad es que ni siquiera recuerdo cuándo ocurrió eso. Ya con diez u once años escribía un intento de novela más entrañable que otra cosa, El sobrino de Nemo. Por supuesto, era terrible y estaba plagada todos los errores que esperarías encontrar en el texto de un niño de quinto de primaria, pero ese fajo de folios también tenía una portada, unos capítulos numerados y un índice, porque yo ya tenía la noción de que las historias se cuentan, se difunden… y si se escriben, es para que alguien las lea. No solo hay mil razones más o menos egoístas por las que queremos ver nuestro nombre en una portada, sino que además es, casi, lo correcto. La vocación de una historia es ser lo bastante buena para merecer su difusión. La inteligencia colectiva debe crecer. La especia melange debe fluir.

2. ¿Cómo ha sido, hasta ahora, tu experiencia en el mundo editorial?
Empecé con muy buen pie. Mi primer editor inauguró editorial conmigo: El rebaño del lobo no solo fue la primera novela de un chaval de veinte años, sino también el primer título publicado por Setelee. Hubo un contacto cercano y constante, y pude seguir todo el proceso de publicación y hasta participar en algunas decisiones. Aprendí muchísimo y di ese salto enorme de casi-escritor a escritor-por-los-pelos. Después vinieron los relatos en revistas y antologías, casi siempre llevadas adelante por gente majísima y llena de ilusión, y al mismo tiempo emprendí una búsqueda larga y llena de anécdotas que ha terminado con la publicación de Ciencia y revolución, mi segundo libro, a manos de Libralia. La verdad es que tampoco me puedo quejar en esta ocasión. Ahora busco editorial para un par de libros más.

Pero eso no significa que no haya visto (aunque por suerte de lejos) todos los trapos sucios que esconde el sector. Desde gente que obtiene beneficio de tu obra y no te paga, hasta la gente que te cobra por publicarla o incluso por participar en un concurso. Hay mucho sinvergüenza y muchos compañeros que callan por miedo a represalias y polémicas que parecen de mafia calabresa. A quien esté buscando editorial: ¡mucho ojo y que no os engañen!

3. ¿Dónde buscas la inspiración para tus obras?
No la busco. Ni siquiera creo mucho en ella… siempre tengo montones de ideas que en ese momento me parecen geniales. A veces no puedo escribirlas por cualquiera de una enorme lista de cataclismos domésticos y con suerte las apunto, a veces las intento escribir y se me deshacen en las manos, otras las escribo pero resulta que el fogonazo de genio que creía haber tenido se ha convertido en una chispa de ocurrencia algo mediocre, y por fin alguna vez, milagrosa, el teclado quema bajo las llemas y sale algo bueno de verdad. Sería genial saltarse las anteriores y quedarse con esta última, pero no se puede. La hora de trabajo que vale es una de cada diez, pero no puede existir sin las otras nueve que son igual de esforzadas pero más baldías.

4. ¿Cuál es tu medio favorito? ¿El relato o la novela?
Me encantan los dos. Creo que son muy diferentes y también que mucha gente parece no entender hasta qué punto, pero no puedo elegir uno sobre el otro. Es como elegir entre la comida dulce o la salada. Un chuletón de ternera no se mide en la misma escala que una tarta de queso con pasas, y de nuevo me encantan las dos cosas. Me ha salido la respuesta culinaria…

5. ¿Cuánto te han influenciado tus estudios y/o tu profesión a la hora de escribir?
Soy informático (porque lo pone en una cartulina con filigrana) y músico (porque lo digo yo), así que en algunas de mis historias hay pinceladas de informática y en otras pinceladas de música, pero ahí termina todo. He oído que ser periodista es una formación genial para sacar «callo de escritor», pero me quedé en la programación. También tecleamos lo nuestro, aunque usamos más paréntesis y simbolitos matemáticos la mar de raros que harían llorar a un filólogo.

6. ¿Cuál fue tu camino para llegar al Steampunk?
Mi camino empezó en Steam Tales, la antología que publicó Dlorean. Había una convocatoria para participar y me pareció interesante. Disfruté un montón escribiendo aquel relato, El azul del cielo, y conseguí entrar en la selección. Yo vengo de la ciencia ficción y este subgénero me pareció un entorno genial en que ambientar mis especulaciones, así que cuando me enteré de que Josué Ramos estaba recabando relatos para Ácronos 2 volví a probar suerte. De nuevo fue un placer meterme en harina… comprobé que esto del vapor engancha. Sin embargo, por el momento no formo parte del movimiento cultural: yo no voy más allá del subgénero literario.

Para el escritor de ciencia ficción hay algo atrayente en el retrofuturismo, y creo que es el cambio de perspectiva que proporciona. Solemos mirar hacia delante, y en este caso retrocedemos un poco antes de hacerlo, nos alejamos más de nuestro entorno. Es más disociativo pero también por eso puede ser un vehículo de ideas muy potente.

7. ¿Tienes alguna rutina diaria para escribir, o te dejas llevar?
Escribir al menos un poco todos los días y leer mucho más es obligatorio. A veces puedo permitirme rutinas, sentarme ante el ordenador todos los días a la misma hora durante digamos cuatro horas, pero por mil razones esto no suele durar más de una semana y media y siempre tiendo al caos. Un día escribo tan solo una entrada para mi blog, y al siguiente me doy una paliza de ocho o diez horas. Esto último ocurre porque escribo mejor cuando llevo un rato en ello, así que soy proclive a darme atracones.

8. ¿Qué se van a encontrar los lectores cuando lean tu relato en Ácronos 2?
Un relato amargo que cambia optimismo utópico por fatalismo distópico. La historia de un hombre que quiere volver a casa. Un duelo a pistola en una azotea. Un porro. La angustia de no saber qué pasa con el cerdo. Otro universo.


9. Algo que puedas contar sobre tu próximo proyecto literario...
Bueno, Ciencia y revolución acaba de salir. Mientras intento que el mayor número de gente posible la conozca y la lea, estoy tratando de publicar otra novela antológica (esta de terror) y una novela corta de ciencia ficción. También tengo una novela corta de horror macarra que está en manos de una amiga ilustradora, un proyecto que me hace mucha ilusión, y mientras todo eso llega o no a puerto (los tiempos editoriales son así) estoy dando los últimos retoques a una novela de ciencia ficción que será mi proyecto más ambicioso hasta la fecha.

10. ¿Qué libro rescatarías a toda costa de tu biblioteca?
Si lo rescato de un incendio, Cita con rama, porque me gusta mucho la edición de Edhasa y me daría pena que la quemase el fuego. Si lo rescato de un cataclismo global, Las estrellas mi destino, porque puede ser difícil de encontrar incluso sin la sociedad retrayéndose a niveles precivilizados. Y si lo rescato de una invasión extraterrestre, La guía del autoestopista galáctico, porque 42.

11. ¿La última novela que has leído y recomendarías?
Hace poco disfruté como un enano con Marte Rojo de Kim Stanley Robinson, que es ciencia ficción dura pero la palabra que me viene a la mente al pensar en ella es épica. Y lo último, lo último que he leído es Alimañas de Óscar Pérez Varela. Es una de esas obras que si pasan desapercibidas sería un crimen: también la recomiendo a quien le guste la literatura de autor para leer con calma y escarbar entre las frases.

12. ¿Con qué escritor te gustaría coincidir en un ascensor? ¿Qué le preguntarías?
Es una pregunta difícil… un ascensor es un lugar en que las relaciones humanas son casi siempre distantes y, puntualmente, demasiado cercanas, y yo admiro mucho a Terry Pratchett pero no tanto. Sí que me fascinaría hablar con él, a ser posible en algún pub de las islas británicas. Le preguntaría… bueno, le preguntaría si alguna vez se arrepintió de haber escrito El color de la magia.

13. Aparte de la escritura “literaria”, ¿hay algún otro medio que practiques, o que te gustaría probar? (poesía, periodismo, teatro, guión de cine/cómic/tv...)
La poesía me ha demostrado varias veces que no es lo mío. La respeto con la fascinación del contable que va a un taller mecánico y no entiende nada de lo que ocurre a su alrededor. El teatro me parece una manera de comunicar que contagia; es en sí mismo un lenguaje propio y poderoso, me llama muchísimo. El guión para cine/tv me parece muy difícil de ver llevado a la pantalla sin contactos, y tengo la noción de que los guiones los hacen los mismos directores o sus conocidos, pero sería una gozada participar en algo así. El cómic es un medio muy visual y con muchas posibilidades, pero salvo excepciones, nunca le he prestado demasiada atención.

14. Aparte de escribir, ¿practicas alguna otra disciplina artística?
Toco la guitarra en un grupo y aunque desde hace años me gusta componer mi propia música en solitario, ahora empiezo a hacerlo profesionalmente para otra gente, una gozada.

15. ¿Algún sueño que te falte por cumplir, y puedas confesar?
Tengo un sueño pero es muy poco realista. Quiero vivir de la escritura. No quiero forrarme, solo quiero malvivir haciendo lo que me gusta. Creo que esto se puede decir, no es malo. Es iluso. Pero no es malo. ¿No?



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